Libro: "El espejo del alma"
Este es uno de los libros que he escrito sobre las experiencias de China. Si estáis interesados y os gusta, podemos incluir cada semana un extenso capítulo del mismo en el blog.
Prólogo
Mi Maestro en el Templo Shaolin, después de todo un día meditando, enseñando y entrenando, solía salir cada tarde a pasear por los alrededores. Acostumbraba a ir siempre acompañado de algunos monjes, con los que conversaba de noticias y otros acontecimientos ocurridos en el monasterio. En alguna ocasión tuve la suerte de poder acompañarle en esos paseos...
Así, yo adquirí esa sana costumbre de pasear y meditar en silencio, o en ocasiones, acompañado por algunos alumnos, lo que me aportaba una profunda sensación de paz y plenitud.
Surgieron profundas conversaciones sobre diversos aspectos filosóficos, que de alguna manera, me permitieron ir creciendo en mi evolución espiritual, pues se convirtieron en valiosas herramientas de trabajo interno.
Tomaba nota de todo lo que surgía de mi mente en calma, y meditaba sobre ello. Los pensamientos fluían con una nitidez nunca antes experimentada. Había despertado mi “Visión Clara”. Entré en contacto con mi ser más profundo, con esa especie de tranquilidad del alma, el sosiego y la felicidad del corazón.
A través de estas prácticas de paseos y meditaciones compartidas o en solitario, llegué a sentir una experiencia de dicha indescriptible, algo nunca antes vivenciado, y que está mucho más allá del placer físico y de lo mundano. Era un gozo especial, surgiendo de mi conciencia y mi alma que antes era incapaz de reconocer y sentir en este plano.
Y todo estaba dentro de mí, no tenía que buscarlo haciendo nada, sino deshaciéndome de mis propias interferencias internas...
El templo Shaolin, el de Fawang, los alrededores, las calles de la ciudad de Dengfeng, la agradable compañía y los paseos con Valentina, una alumna, las charlas con los monjes de la escuela, las enseñanzas de los Maestros, las conversaciones con mis alumnos, sobretodo con Eva y Jorge, todo ello conformaba un marco idóneo, donde mi mente no se distraía con cosas superficiales, no se contaminaba con las cosas negativas de nuestra sociedad occidental.
Y desperté a una nueva realidad; una manera distinta de ver y sentir todo lo que me rodeaba... y lo fui plasmando en pequeñas notas en mi cuaderno, que poco a poco fueron germinando como fértiles semillas, que hacían brotar mis pensamientos y sentimientos como hermosas flores en un jardín, el jardín del alma...
Y este es el resultado de todo lo que floreció desde la bondadosa tierra de mi corazón...
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