A través del estudio de las teorías y conceptos del Kung-fu Shaolin, muy estrechamente vinculadas al pensamiento budista, he llegado a comprender la relación directa de las implicaciones físicas de las acciones, con el pensamiento y la comprensión de los conceptos profundos del budismo. Resulta asombroso ver y comprobar empíricamente, cómo el pensamiento y nuestra mente pueden influir en todas las acciones físicas del cuerpo. Cualquier técnica, sea del índole que sea, tiene una raíz profunda en la estructura de nuestra mente y es ahí, donde se gesta su eficacia o no. Esto es en realidad lo que hace tan diferentes a los monjes de la mayoría de otros artistas marciales –sin desmerecer éstos, claro-, pues son capaces de desarrollar habilidades asombrosas a los ojos de quienes entienden la acción separada del pensamiento. Ahora puedo comprender el por qué maestros como Shi De Jian o Shi Xing Hong son capaces de permanecer casi intocables en un c