Crisis y prioridades...

No cabe la menor duda de que, de una manera u otra, la crisis nos sacude a todos, y nosotros, como escuela pues no nos escapamos. Tratamos de ir sorteando las, cada vez más complicadas situaciones, con mucha paciencia, la ilusión que nos mueve y algo de ingenio...

Pero a veces eso ya no es suficiente, porque cuando hay que hacer un esfuerzo colectivo, algunos dejan de echar una mano y te dejan a tu suerte. Entonces, cualquier esfuerzo, resulta poco menos que vano y frustrante. Esto le ha ocurrido a un buen amigo y compañero, que ha tenido que dejar de dar clases de su arte, porque ha cerrado su centro donde las impartía y ahora está en la calle.

Resulta paradójico observar como hay alumnos que dejan de asistir a las clases porque se les dice que la cuota mensual sube 8 euros y te contestan que es muy caro y no pueden pagarlas. Y eso, con un móvil de ultima generación recién estrenado, que cuesta una friolera de pasta. O aquella señora que se interesa por las clases de Taichi y cuando le dices que la mensualidad es de 40 €, te dice que es demasiado caro, poniendo una cara como si estuvieras casi atracándola.

Creo sinceramente que el precio que cobramos los centros privados -que suele rondar los 50/60 euros-, está más que justificado y es, además bastante bajo en comparación con otras actividades lúdicas. Pensará la gente quizás que nosotros, los profesores, no solemos comer todos los días, que no pagamos impuestos ni tenemos hipotecas, que nuestros coches funcionan con agua y que los conocimientos que hemos logrado adquirir, los conseguimos por arte de magia... Pues no, tenemos la sana costumbre de tener que comer, como todos los demás mortales, y los conocimientos no nos han caído del cielo, sino que son fruto de enormes esfuerzos y grandes desembolsos económicos. (Puedo asegurar que en mis 40 años de prácticas me habré gastado más de 35.000 € en la formación)...

No podemos pensar que un Maestro, por el hecho de serlo, deba ser una persona que regala sus conocimientos, y que debería ser como un místico, que enseña por el amor al arte. Y si que tenemos amor a nuestro arte, y mucho y por eso estamos aqui... Pero aún así, estamos inmersos en el mismo sistema social que los demás.

Así pues, cuando me llega alguien diciendo que las clases son muy caras, le digo que simplemente es cuestión de prioridades y que la elección es solo suya: Clases o télefono móvil; clases o salir de fiesta los fines de semana; clases o ropa de marca...

Es lo que hay...