Compromiso...

Niños de la Escuela Tagou, en sus ratos libres...
    Cuando en estos días de verano me asomo a las clases, dispuesto siempre a dar lo mejor de mi mismo y me encuentro con un numero tan reducido de alumnos, me siento a reflexionar sobre esta sociedad y lo que está ocurriendo con sus valores.
     El verano se convierte para muchos en una excusa perfecta para dejar de hacer lo que en teoría nos gusta, que es entrenar y aprender. El que las clases se queden casi vacías obedece a otros factores distintos a los climatologicos, que tienen que ver mucho más con la actitud de la gente. Hemos perdido muchos valores en nuestra sociedad; Valores como la humildad, la persistencia, el esfuerzo continuado, la ilusión, la paciencia, el respeto, la disciplina y la solidaridad entre muchos otros. Si nos podemos a analizar nuestra sociedad occidental, poco de eso podemos ya encontrar. Y las artes marciales son un perfecto reflejo de lo que ocurre, a pesar de que se presupone que deben enseñar precisamente esos valores...
    Nos encontramos en estas fechas en las clases solo con aquellos que de verdad tienen un espíritu de superación, de sacrificio, de compromiso real y sincero con la escuela, su profesor y el arte que representan. Los demás, se toman "vacaciones", porque hace calor, o por cualquier otra ridícula excusa que puedan encontrar para justificar sus propias carencias. Esto se traduce que vivimos en una sociedad poco habituada al sacrificio y el esfuerzo, donde prima lo superficial y lo cómodo, y esto, queridos amigos, en estos tiempos que corren de crisis y estafa a todos los niveles, es un serio agravante más, que no nos va a ayudar precisamente a salir de donde estamos.

    El compromiso lo es con la escuela, si, pero lo es mucho más con uno mismo, con nuestras expectativas de lo que queremos conseguir con la práctica del Kung-fu. Cuando dejamos las clases de esta manera, estamos manifestando en realidad nuestra falta de compromiso con nuestras propias ideas y proyectos. Nuestra manifiesta incapacidad de asumir la disciplina que supone la práctica, pero aún así, pretendemos conseguir los resultados que quizás nos habíamos fijado.
     Es triste comprobar como el esfuerzo de meses de entrenamiento y enseñanza por parte del profesor/ra, se disuelve en humo en apenas dos meses de ausencia del alumno a las clases. Eso es una falta de respeto hacia lo que te están enseñando y pone de manifiesto tu compromiso real con la escuela. A pesar de que en nuestra escuela tenemos afortunadamente a Profesores como Eva o Rubén, que son auténticos, puedo ver en ellos ese halo de tristeza cuando ocurren estas cosas.

     Otros, aun con años de práctica -lo que es mucho más grave- no saben aun asumir lo que significa ser alumno de una escuela o de un determinado maestro. Piden y piden cosas, pero son incapaces de dar nada de sí mismos. Y obviamente no hablamos de nada material aquí. Hablamos de compromiso, de lealtad, de ilusión y de esfuerzo. Pero esfuerzo de verdad, no de palabra, sino de hecho. El compromiso de estar ahí, de participar en todo lo concerniente a la escuela, en ser parte activa de la misma. En mostrar día a día su ilusión por superarse, por aprender cosas nuevas, por alcanzar metas. Porque he comprobado como la palabra, las promesas, muchas veces se quedan en nada; No tienen valor alguno. Esto incluye sobretodo los que hicieron formalmente la promesa de discípulos.
     No nos sirve de nada hablar de filosofía, de teorizar, de dar consejos a los demás, cuando no tenemos las cosas claras y una actitud firme y seria con nosotros mismos. Cuando no somos capaces de mantener una mínima coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos, nuestra palabra dada, no tiene valor alguno.
      ¡Que lejos quedan los tiempos en los que los alumnos entrenaban entusiasmados y se mostraban agradecidos por lo que aprendían! Muchos de ellos, aun hoy en día muestran su agradecimiento por las enseñanzas que recibieron en su momento y que reconocen lo mucho que les sirvieron en sus vidas.
      En ocasiones durante nuestras vidas, hay que tomar decisiones y posicionarse en un lado u otro de alguna circunstancia o hecho. Creo que es necesario que se reflexione sobre lo que de verdad queremos conseguir con la práctica del Kung-fu; tenerlo medianamente claro y ser consecuente con ello. O estás o no estás... no hay termino medio en esto.
      Podría escribir aquí sobre lo pernicioso de los malos hábitos, de cómo estas pequeñas cosas hacen cambiar el rumbo de nuestras vidas a través de la formación de nuestro carácter. Explicar como se producen los procesos mentales que conducen a la desidia, a la dejadez y la falta de motivación y a las consecuencias (causa-efecto) de nuestros pensamientos y acciones... Pero creo que no es el momento.

      Pero si que sería interesante que te plantearas: ¿Necesitas realmente 'descansar' del entrenamiento?... Si esto es así, quizás es que tu planteamiento del entrenamiento no es el adecuado o las expectativas que tienes sobre la práctica no se ajustan a la realidad. Pregúntate el porqué de esta situación, pero hazlo en serio. Y no te preguntes tanto el qué puede hacer la escuela, el maestro o el Kung-fu por ti, y  más el qué haces tú por la escuela, tu maestro y el Kung-fu. Haz esta reflexión tranquilamente y se coherente con tus acciones, sean las que sean.


    Afortunadamente me quedo con la ilusión de los alumnos que permanecen, aun siendo principiantes, entrenando duro en estos días de calor y sofoco. Porque en ellos puede estar la semilla del futuro del Kung-fu. Es mejor 'cortar' las ramas que no dan frutos o que están podridos. Solo así el espíritu real del Kung-fu Shaolin puede sobrevivir en el tiempo y hacerse más fuerte. Lo entendamos o no, ésto es así.


     Solo cabe decidir si, aludiendo al espíritu del guerrero Shaolin...


"...somos Dragones y tigres o lagartijas y gatos..."


¡Feliz verano!


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