Las monjas de Yongtai
Yongtaishi
En cierta ocasión en que subí a
la cueva de Damo, en la ladera del monte Songshan, justo por encima del
monasterio Shaolin, me encontré con una monja custodiando y cuidando de ese
pequeño lugar, para mí, de especial relevancia en la historia de Shaolin. Este hecho
no me llamó especialmente la atención en un principio, hasta que entablé una
conversación con la monja y esta me desveló la existencia de un monasterio, de
la que formaba parte y que era regentado por mujeres, en este caso monjas.
Así tuve la primera noticia sobre
este peculiar templo y su no menos fascinante historia, apenas conocida y
siempre a la sombra de la fama de Shaolin.
Este episodio, que relato en uno
de mis libros de viaje, hizo que me interesara por este sitio, así que en
cuanto me fue posible pregunté a mi maestro por el lugar y éste me indicó que
no estaba demasiado lejos de Shaolin. Me dijo también que conocía a la actual
abadesa y que era una monja muy amable y simpática. Se ofreció a acompañarme
cuando decidiera visitar el sitio.
Así que en pocos días ya estaba
subiendo las escaleras de acceso a este bonito templo, donde fui recibido por
la abadesa que me mostró todo el recinto que, he de decir que me encantó por su
sencillez y belleza. Con la ayuda en la traducción de mi amigo Chen y mi maestro,
tomé nota de las explicaciones que me iba dando sobre la historia del lugar,
con el objetivo de escribir en el futuro un artículo sobre el mismo y la
relación con el Kung-fu de Shaolin… Era sin duda la cuna de las artes marciales
y el budismo en relación con el aspecto femenino.
El monasterio Yongtai fue erigido
durante la dinastía Wei del norte y es considerado como el primer monasterio de
mujeres, monjas, budistas y artes marciales de China.
La primera referente de una mujer
budista, data de antes de la llegada de Damo a la región, y se trata de la
princesa Zhuanyun, que vivía siguiendo los principios del budismo en una
pequeña ermita, lo que es hoy parte del templo Yongtai y que aún hoy en día
permanece en pié, aunque muy deteriorado, casi en ruina.
A la llegada de Damo a la región,
se estableció en las cercanías de Shaolin, teniendo al principio solo 4
discípulos, entre los que se encontraba la princesa Ming Lian, miembro de la
familia imperial de Liang Wu Di. Damo le enseña Qi-gong y artes marciales a
esta joven monja budista, que entonces contaba solo con 13 años de edad, pero
destacando en su destreza en la práctica.
Este episodio convierte a Ming
Lian en la primera mujer maestra en artes marciales y fundadora del templo
Yongtai, construido en el lugar donde estaba la antigua ermita de la monja
Zhuanyun.
La princesa Yongtai sería luego
la tercera referencia en la saga de féminas, budistas y artistas marciales. Hija
del emperador Xuanwu de la dinastía Wei del norte, vivía en la ciudad imperial cercana
de Luoyang. Aún el monasterio no se llamaba con el actual nombre. La princesa
entra en contacto con el budismo Chan y decide hacerse monja. Gracias al apoyo
y mecenazgo de su familia, el templo es ampliado, restaurado y dotado de
ciertas comodidades. A partir de entonces el majestuoso edificio es llamado
templo Imperial de Yongtai y entra en una etapa de esplendor, pues llegó a
albergar hasta mil monjas budistas que diariamente practicaban Qi-gong y artes
marciales de Shaolin. Durante aquella época las monjas realizaban un trabajo de
obra social muy importante con los habitantes de la zona, dado que les
enseñaban artes marciales para defenderse de los bandidos que acechaban
aquellos parajes y les enseñaban también a leer y a escribir.
Las monjas, siempre caritativas y
compasivas ofrecían a los más necesitados todo lo necesario, que obtenían de
los cuantiosos donativos de la corte imperial, por lo que las monjas budistas y
en especial la princesa Yongtai son admiradas y queridas por todos los
habitantes de la región.
Pero la princesa Yongtai es también
reconocida por ser una virtuosa del Kung-fu y el Qi-gong, además de poseer
amplios conocimientos de la medicina tradicional china, especialmente en el
área de la fitoterapia –curación mediante hierbas y otras sustancias-.
Las monjas de Yongtai entrenan el
mismo Kung-fu que sus vecinos, los monjes de Shaolin. De la misma manera
mantienen una organización jerárquica análoga. Incluso alguna de sus más
prestigiosas maestras son enterradas en el cercano Talin, el bosque de pagodas
de Shaolin.
El monasterio Yongtai ha sido
reconstruido tantas veces como ha sido quemado y devastado. Tiene la misma
estructura que los miles de templos budistas repartidos por la geografía china;
Al igual que su hermano el Templo de Shaolin, con una estructura rectangular en
el que se sitúan a lo largo de su eje longitudinal todos los edificios: la sala
del rey del cielo, la sala de Sakyamuni, la sala de la princesa, el templo
budista y la sala de los 6 ancestros. Al final se alzan dos viejas torres. A la
derecha de su entrada y ocupando parte del lateral, se encontraba la antigua
escuela de artes marciales y que hoy en día ha desaparecido.
En el momento de mi primera
visita tuve la ocasión de verla aún funcionando, con un nutrido grupo de chicas
entrenando, con nula diferencia de lo que hacían los chicos en otras escuelas. Pude
conocer a dos de las profesoras, que poseían un nivel excepcional y además se
mostraron muy simpáticas. (curiosamente una de esas chicas, que participó en el
rodaje de un documental denominado “Loto y espada”, ahora trabaja en un
supermercado de Marbella)…
En el año 2010 cuando volví a
visitar el monasterio Yongtai con un grupo de alumnos y alumnas, nos encontramos
con la desagradable sorpresa de que la escuela de Kung-fu del lugar ya no
estaba. Fue una gran decepción, sobre todo para las chicas que nos acompañaban
en la visita.
Cabe destacar la sala de la
princesa reconstruida en tiempos de la dinastía Qing y ampliada y remodelada en
1999 para convertir su interior en una doble sala. El tejado cubierto por tejas
lacadas en amarillo –color imperial- ofrece un aspecto de ingravidez y cierta
armonía. En el interior de la sala se erige una estatua de la princesa Yongtai,
frente a la que encontramos una mesita con las múltiples ofrendas de los fieles
budistas.
Otra construcción que merece
destacarse es lo que denominan el templo budista, que fue levantado durante la
dinastía Qing. Delante de su puerta hay un enorme incensario, siempre humeante
que embriaga los sentidos e invita a la reverencia y la reflexión. A los lados,
confiriendo una imagen preciosa, hay dos grandes soportes metálicos, sobre los
que los fieles encienden unas grandes velas perfumadas que tienen forma de flor
de loto. Estas son confeccionadas por las propias monjas en un cercano taller y
les sirven para recaudar fondos con su venta. Su precio es de apenas 20 Yuan la
pieza (2 €). En el interior de esta sala apreciamos las figuras de Sakyamuni,
Wenshu y Pushan, además de las pinturas de las paredes, que representan los 18
Arhat. La cubierta de este edificio es de tejas lacadas en color verde.
Llama poderosamente la atención un
milenario Ficus, que las monjas llaman el árbol “Bodhi”, pues es de la misma
especie que el que sirvió de cobijo al mismo Buda cuando alcanzó la
iluminación. Muy cerca hay un Ginko Biloba, otro majestuoso ejemplar de árbol
centenario, cuyos frutos son muy apreciados. En sus ramas más bajas, centenares
de cintas de color rojo que muchos fieles han depositado como ofrenda. Todo ello
confiere al recinto una extraña armonía entre la naturaleza sosegada y la sabia
mano del hombre reflejada en sus edificaciones. A mí me invita siempre a la reflexión
profunda y una extraña sensación de no querer salir del recinto me envuelve con
su manto.
No se ven muchas monjas en el
recinto. A pesar de llevar todas el cabello rapado y un hábito gris plomo que
no las favorece en nada, las monjas tienen la cara bonita, de vivos colores y
llenas de vida. No pueden evitar reflejar en sus rostros su armonía interior. El
ambiente invita a reflexionar en el pasado, para rescatar del olvido imágenes y
nombres de ilustres féminas que, al igual que las monjas de Yongtai, dedicaron
su vida a las artes marciales; Yim Wing Chun que inventó y desarrolló a partir
de las enseñanzas de la monja Ng Mui, un arte marcial muy efectivo que llevaría
su mismo nombre. Yue Nu, la mejor espadachina conocida en la historia de China;
Mulan, célebre heroína china, llevada al cine de dibujos animados.
Como estas, seguramente hubieron
muchas más, todas muy desconocidas pero que seguro aportaron mucho al mundo de
las artes marciales, pero que por su condición de mujer, no llegaron a
trascender. Las monjas de Yongtai son pues un claro ejemplo de ello. Sirva este
artículo como homenaje a todas ellas y a todas las artistas marciales femeninas
que aportan su grano de arena para que la belleza plástica, la armonía y muchas
cualidades más, destaquen en las artes marciales chinas.
En el año 1963, el monasterio
Yongtai fue declarado monumento de interés nacional y está protegido por el
gobierno de la provincia de Henan. El programa de restauración de los últimos
años ha sido posible a la donación de 1,5 millones de Euros por parte de una
señora china que permanece en el anonimato.
El monasterio Yongtai es uno de
los lugares a visitar en el área de Dengfeng. Para mí, es uno de los tres
lugares que me fascinan, junto al templo Fawang y el de Sanhuanzai, en lo alto
de la montaña.
Comentarios
No entendí muy bien a lo que se ha referido en su respuesta...Saludos
Lo que si es cierto es que en Shaolin no existe la idea de la práctica deportiva del Kung-fu y todas sus facetas.
Por este motivo no creo mucho en los estilos o sistemas denominados de defensa personal, pues adolecen casi siempre de un adecuado enfoque real de la psicología de la agresión. No podemos basarnos simplemente en las respuestas de nuestras acciones físicas para defendernos, cuando nuestra mente está bloqueada por el miedo o por la sensación de inferioridad.
La verdadera defensa personal empieza por aprender a controlar la mente...