SHAOLIN CHAN WU YI (2)


El maestro Dejian comenta que en su momento, cuando era más joven, escuchó unas palabras del celebre poeta chino Zhao Pochu, que le causaron una honda impresión y determinaron de alguna manera su camino de vida. Estas palabras fueron:
“Practicar el budismo Chan cada día para cultivar la sabiduría y tener un corazón puro. Es el Chan la esencia, y no el Quan (Puño)”…

         Dejian considera que el Shaolin Wugong es mucho más que combate, ejercicios o manejo de armas, o un método complejo para entrenar el cuerpo. La esencia es el esclarecimiento interno. Chan y Wu son inseparables y constituyen la verdadera herencia cultural y espiritual transmitida de generación en generación por los maestros de Shaolin, y han de ser comprendidos a través de la mente. Y antes de enseñar y entrenar a otros, uno ha de entrenarse a sí mismo. Si uno no busca alcanzar un elevado nivel de comprensión espiritual, no se puede ni enseñar ni transmitir a otros, los conocimientos y las herramientas necesarias para alcanzarlos. Abandonar la práctica para dedicarse a enseñar, es pues un error de comprensión del Chan y no conduce a ninguna parte.

         Se dice que Bodhidharma practicó en soledad y silencio frente a una roca durante nueve años. (Existe en Shaolin esa supuesta roca que refleja una curiosa sombra y que, según los maestros consultados, afirman ser auténtica). Pero eso no significa para nosotros que estuviera los nueve años frente a la pared, ni que nosotros debamos realizar esa acción, en detrimento de perdernos una vida feliz a nuestro alrededor.

         Dejian dice que el Chan es natural, que no puede ser explicado ni descrito, ni tampoco revelado a través de las palabras, pero que no se puede enseñar sin ellas. Pero las palabras adecuadas y precisas en cada instante y momento, señalando un punto, pueden ser la clave para el despertar. Incluso un pequeño gesto o una mirada, pueden ser la llave para darse cuenta de algo. Esto es lo que quiere decir cuando dice “enseñar con el corazón y no con las palabras”. El maestro Dejian considera la vida como limitada. Uno puede leer y comprender un complejo libro, o sentarse a contemplar las nubes, y esto resulta casi siempre beneficioso, sin duda, porque todo lo que acontece es una enseñanza. Por ello uno debe aprender a estar despierto y saber valorar cada minuto, cada segundo de nuestra existencia. Las palabras han de ser expresadas con gentileza y encanto y los hechos  mostrarse con sabiduría. El Chan se manifiesta con naturalidad cuando uno ha alcanzado un conocimiento sobre todo lo esencial en la vida, pero no hace alarde de ello, ni de sus logros espirituales. No puede ser compartido, porque si lo hace se pierde su esencia pura.

         Al maestro Dejian le gusta comentar las cosas y las enseñanzas mediante las metáforas y los dichos tradicionales…

         “Vive cada instante y aprecia el destino”… “La impermanencia es la única regla permanente en la vida”…

         Él ha elegido el Shaolin Chan Wu Yi como su misión, abandonando riquezas y fama, cosas por las que la gente se esfuerza en demasía y se convierten en infelices.

         Como reza el popular dicho chino “Todas las artes marciales bajo el cielo nacieron en Shaolin”, el Kung-fu tradicional realmente tuvo sus raíces –en la inmensa mayoría de los casos- en el Templo Shaolin. De acuerdo con los archivos de Shaolin, existen 708 formas de Shaolin Quan. Las formas requieren la unión y equilibrio entre movimiento y calma, equilibrio entre Yin y Yang, la mezcla entre fuerza y suavidad, y la integración del espíritu interno y la forma física externa.

         Quizás el aspecto más conocido y representativo de esto es el Liu He Quan (seis armonías), que coordina manos y pies, codos y rodillas, espalda y pelvis, mente y pensamiento, pensamiento y Qi, y Qi y poder.

         Según las enseñanzas de Shaolin, Chan y Wu tienen el mismo origen. En consecuencia, para poder alcanzar el más alto nivel del Shaolin Wugong, uno tiene que tener una buena filosofía, una mente analítica y capacidad de comprensión para establecer un profundo nexo con el Chan. Solo así pueden ser revelados los profundos misterios de su enseñanza y el poder real que contiene. En el budismo, la comprensión y práctica del Chan es el camino hacia la virtud. Wu es solo una idea expresada por los monjes para adquirir auto-conocimiento y la iluminación espiritual.

         Dentro del Templo Shaolin existen tres ramas distintas y mayores de Shaolin Wugong; La rama de la que aprendió Dejian es denominada del sur, que sigue la tradición del Chan Wu Yi, otra es denominada de “foco primario” en el combate, y la tercera incide profundamente en aspectos filosóficos del Chan. En el presente y desde hace muy poco, el Shaolin Chan Wu Yi tradicional ha sido considerado como parte del patrimonio intangible de la humanidad por la UNESCO. Y este hecho, no hace referencia al tipo de combate conocido popularmente como Kung-fu Shaolin o Shaolin Quan, sino que engloba toda una herencia cultural muy profunda, muy compleja de enseñar, por lo que esta al borde de la extinción.
         Porque el Shaolin Wugong auténtico solo se puede encontrar entre las paredes del templo Shaolin y en sus montañas cercanas, y afortunadamente algunos maestros lo siguen manteniendo vivo. Así aun podemos apreciar este tipo de Wugong en uno de los pocos expertos y exponentes de Xinyiba, el Maestro Dejian, su principal discípulo y hermano del Dharma, Wu Nanfang, en el monje Shi Yan Ao y muy pocos discípulos más.

         Porque Dejian solo ha enseñado a un pequeño puñado de discípulos, y de estos, muchos abandonaron a los seis o siete años la práctica por diversos motivos. Para ser discípulo del maestro Dejian, necesitas llevar una vida asceta, lejos de conceptos comerciales sobre el combate, el Kung-fu Shaolin y sus demostraciones. Esto implica la renuncia a toda riqueza y a la fama.

         Shi Dejian afirma que aprender y estudiar Shaolin Wugong no es para pelear, sino, como se dijo más arriba, entrenar nuestras virtudes. Es la forma más profunda del Chan, que no puede ser explicada ni descrita. Y el Xinyiba es Chan Quan, el “puño del Chan”. Uno primero ha de desarrollar control sobre uno mismo, sobre nuestros pensamientos y acciones, tanto emocionales como físicas, antes de desear controlar a otros. Shaolin Chan Wu Yi está plenamente integrada, fusionada en todas y cada una de sus facetas, donde cada una de ellas es a la vez parte de las otras. Y esto forma parte de la vida y la vida forma parte de la misma. No podemos separarlos, como no podemos separar una cara de una moneda de la otra.

         El primer principio del Shaolin Wugong es entrenar la propia mente y los pensamientos que de ella surgen sin cesar. Solo cuando la mente y los pensamientos han sido bien entrenados y ejercemos cierto control sobre ellos, se puede adquirir y desarrollar todo el poder que encierra el arte del Wugong. Porque es sin duda la mente la que conforma nuestra realidad circundante, una realidad que hemos proyectado nosotros mismos, por lo tanto, nuestras acciones físicas (Wugong) no pueden ser ajenas a esto. Sin el adecuado control y proyección de la mente, nuestras acciones son desordenadas y erráticas, obedeciendo más a un patrón estético que a otra cosa.

         Muy temprano cada mañana, Dejian y Wu Nanfang practican Shaolin Wugong sobre el tejado de su casa, o bien sobre los riscos que cuelgan literalmente sobre los profundos acantilados (con una caída en vertical de más de trescientos metros) del monte Shaoshi. Cuando en cierta ocasión le pregunté si no temía resbalar y caerse al precipicio, me contestó: “¿Caerme donde?... eso –señalando el vacío- es lo mismo que yo. No puedo caerme dentro de mí mismo”… Ahora he comprendido el profundo significado de sus palabras.
         Viéndoles entrenar y ejecutar sus movimientos y gestos, es como estar observando los famosos dibujos de los Wubishi, que podemos apreciar en las paredes de la sala Qianfodian del templo Shaolin. Parecen ser una especie de reencarnación de esos dibujos antiguos. El Wugong que practican es Shaolin Xinyiba, sobre el que Dejian dice que es a la vez Buda, Chan y poder. La esencia del Chan es también la esencia del Qi.

         Damo (Bodhidharma) llegó desde el este y enseñó Chan y Wu sin usar palabras, abandonando todas las consideraciones seculares y materiales. Así, uno solo puede fortalecerse mentalmente abandonando todo deseo. El verdadero Wugong logra hacerlo a través de la práctica y aplicación a todas las cosas, de los principios del Chan Wu Yi, en la vida misma. Es a través de la práctica física del Wugong como se consigue una vida positiva y en paz, y como se alcanzan los niveles más elevados de sabiduría e iluminación.

         El Xinyiba es también conocido como el “estilo del arado”, por sus peculiares movimientos. Esta elevada forma de Shaolin Wugong atesora alrededor de mil años de auto-suficiencia agraria y experiencia de los monjes en el cultivo de la tierra, de cuyos movimientos característicos del trabajo en el campo se extrajeron las técnicas físicos. Así, los movimientos son simples y naturales y no requieren posiciones imaginarias o complejas. Es el mejor entrenamiento para la mente, el pensamiento, el poder y el Qi. Una de las principales características del Xinyiba más elevado es la no-proyección de la energía (Fajing), pues sus movimientos recogen en ciclos continuos esa energía generada, y así no se desperdician en ningún momento, generándose continuamente más poder.




         La primera vez que tuve contacto con esta forma de Wugong a través del maestro Shi Yan Ao, me impactó profundamente, pues descubrí el poder real que contenían sus movimientos y la compleja y a la vez simple filosofía que lo envolvía. Mientras practicaba, tenía muy claro que “solo estaba arañando la superficie de la montaña”, y que lo que había detrás era inmensamente rico y profundo. Posteriormente, cuando conocí al maestro Shi Dejian, pude confirmar todas esas percepciones, mientras decidí que eso era lo que, en la medida de lo posible –que era muy poco- quería practicar el resto de mi vida.

         Dejian comenta que el Dao (Camino) no tiene forma, que la forma depende de la persona que lo recorre. Para practicar Xinyiba, uno debe comprender las tres secciones, las cuatro terminaciones, la teoría y aplicaciones del Yin y Yang, los cinco elementos y las seis armonías. Primero el Qi del organismo ha de ser suavizado, y todas las emociones y deseos abandonados. Los movimientos han de ser realizados a lo largo de una línea y se pueden ejecutar en cualquier lugar, espacio y momento. El entrenamiento esencial comienza con la mente, los pensamientos y el Qi, para desarrollar el aligeramiento del peso corporal y moverse con agilidad. Se pone especial énfasis en el trabajo de los pies y los movimientos circulares o en espiral del cuerpo. Xinyiba es muy flexible e impredecible en sus movimientos. El cuerpo es guiado por la mente y puede reaccionar a cualquier cambio en su entorno con extraordinaria rapidez. Esto se puede apreciar perfectamente en el trabajo del maestro Dejian, cuyos movimientos son como relámpagos dentro de la calma aparente. Ese tremendo poder es desarrollado a través de movimientos circulares, envolventes y se manifiestan en ocasiones en un poderoso Fajing. Cada movimiento va  a la vez adelante y atrás, arriba y abajo, a la derecha y a la izquierda, siempre interconectados sin interrupción.

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