Curso práctico de meditación Chan

Sábado, 21 de Enero 2012, en la escuela central de la asociación, organizado por el Centro Budista Dharma de San Pedro.
Precio: 20 €
Impartido por el Maestro: Sengcan Shi Yan Jia (34ª generación Monasterio Shaolin - China)
Contenido:
* aspectos esenciales de la práctica de la meditación
* conceptos filosóficos
* práctica de la respiración.
* ejercicios de relajación psico-física
Plazas: máx. 20 personas
Inscripción abierta

MEDITACIÓN…

¿Por qué meditamos?

Analizar seriamente la motivación que nos induce a meditar, es un buen punto de partida, porque la meditación constituye un elemento importante y constante para determinar la verdadera eficacia de nuestra práctica de meditación, e incluso para saber si seguimos meditando.

Bajo mi punto de vista, compartido con mis maestros, podría determinarse que hay básicamente dos tipos de meditadores con dos tipos de motivación o enfoque. Sería el de enfoque “psicológico” y el de enfoque “espiritual”.

La motivación psicológica básica para meditar es buscar cierta paz de la mente. Esto ocurre con las personas que no están especialmente interesadas en el budismo, la filosofía o la religión, o incluso en la psicología, que pueden aun así, buscar eso que llaman “paz de la mente”. Las prisas y el ajetreo, el desgaste natural de la vida cotidiana, el llamado estrés que vivimos en nuestras sociedades, les parecen excesivos. Las distintas presiones y tensiones a las que se ven sometidos – presiones económicas, dificultades personales, problemas emocionales, incluso grados de ansiedad neurótica – todo ello contribuye a crear un sentimiento general de infelicidad. Entonces escuchan en alguna parte que la meditación puede darles la paz de la mente y ahí se comienzan a interesar por este tema. Así es como llegan a la meditación budista, buscando cierta tranquilidad interior, esa paz que parece que el mundo no puede darles.

En cuanto a la motivación espiritual que nos acerca a la meditación, consiste básicamente en el deseo o aspiración de alcanzar la iluminación. En términos más amplios, abarca el deseo de comprender el significado de la propia existencia, el deseo de llegar a alguna clase de términos inteligibles con la vida, o incluso, más metafísicamente, de conocer la realidad, de ver la verdad, de penetrar la naturaleza última de las cosas.

La meditación pues, puede emplearse como una pasarela a una realidad más elevada: a un conocimiento, una comprensión, incluso una experiencia, de la propia realidad última.

Estos dos enfoques, - el psicológico y el espiritual – por supuesto no se excluyen el uno al otro. Podemos decidir meditar movidos por una motivación psicológica y descubrir durante la práctica, aspectos relacionados íntimamente con lo profundo de lo espiritual. Descubrimos algo que va más allá de lo psicológico y que nos conduce a un mundo de experiencia espiritual. Y por otro lado, aunque nuestra motivación sea espiritual y proceda de la palabra “ir”, necesitaremos establecer de todos modos una base psicológica sana para nuestra práctica, que puede muy bien implicar un enfoque meramente psicológico en las primeras etapas.

En realidad, creo que no es nada fácil trazar una línea que divida lo psicológico de lo espiritual, pues en muchos puntos ambas se funden en una sola práctica, de tal manera que no siempre podemos estar seguros de a qué reino pertenece nuestra experiencia y enfoque. Hay siempre un terreno común donde coinciden ambas tendencias. En términos de ensanchar la conciencia, podría decirse que el enfoque psicológico representa una expansión parcial y temporal de ésta, mientras que el enfoque espiritual supone una total y permanente expansión de la conciencia. Entre las dos hay una diferencia de grados, y no una diferencia de clase.

Sin embargo, en el fondo son reinos y cosas distintas, enfoques o motivaciones distintas, y en lo posible no debemos confundirlos entre sí, ya que si identificamos lo espiritual con lo psicológico, estaremos fijando unos límites innecesarios en nuestra práctica y en lo que somos capaces de alcanzar con ella.

La preparación…

La preparación para la meditación es fundamental, porque en ello puede radicar nuestro éxito o fracaso en la práctica. Si sentimos que estamos insatisfechos con nuestros progresos en la meditación, si los logros brillan por su ausencia, probablemente se deba a que nos hemos lanzado directamente a meditar sin realizar primero la necesaria preparación.

En primer lugar – y quizás lo más importante – está la ética. Como es natural, todos los budistas intentan con mayor o menor éxito observar los cinco preceptos éticos fundamentales, es decir, abstenerse de quitar la vida, de tomar lo que no se nos ha dado, de una conducta sexual incorrecta, de la palabra falsa y de tomar intoxicantes. Pero, ¿Cómo se relaciona exactamente la ética con nuestra práctica de la meditación?

El Maestro Ch’an, Shi DeJian normalmente habla de la necesaria preparación ética para la meditación y la concentración en términos de aprender a controlar, a moderar tres cosas: la comida, el sexo y el sueño.

En cuanto a la comida, dice que uno no debe llenarse nunca por completo el estómago, pero tampoco es bueno dejarlo vacío. Señalaba que una cuarta parte del espacio del estómago debe ser para la comida, otra para el agua y la mitad restante ha de quedar vacía. También debería evitarse en lo posible las comidas pesadas y aquellas que produzcan flatulencias. Esto puede perturbar en gran medida una buena práctica de meditación.

Pasando a la cuestión del sexo, comentaba, naturalmente, que la mejor opción sería el celibato, pero claro, esto no constituye un objetivo realista para nadie en nuestra sociedad en general. En lugar de eso, deberíamos, como menos, ser un poco más moderados y contenernos en cierta medida. La meditación exige una gran cantidad de energía nerviosa, sobretodo si vamos a concentrarnos profundamente, y esta energía nerviosa se pierde en la liberación sexual. Esto no ocurre por ejemplo en las prácticas tántricas, donde la sexualidad es precisamente el vehículo o la herramienta usada para generar y mantener esa energía. No obstante, depende de cada uno el encontrar el equilibrio en este tema, según las circunstancias personales y basándose en su propia observación. Pero ha de tenerse en cuenta que el desgaste sexual se produce no solo a nivel físico, sino también a nivel mental, donde puede perturbar un estado natural. Recordemos que el pensamiento es muy poderoso, incluso a nivel subconsciente.

En tercer lugar, debemos abstenernos de dormir en exceso. Cuando se practica meditación de manera correcta y asidua, uno descubre que se necesita dormir un poco menos que antes. Pero hay que abstenerse de permanecer en la cama sin hacer nada. Esto fomenta el letargo y la lasitud mental.

Ya se sabe que el dormir bien, no solo sirve para poder soñar, una actividad de nuestra mente que no solo es necesaria, sino que, además, ese tiempo de aparente descanso nos ha de servir para ordenar en nuestra mente todas las percepciones e impresiones del día, y archivarlas ordenadamente para una futura referencia.

Cuando meditamos profundamente, no somos conscientes del cuerpo físico, y por lo tanto dejamos de percibir impresiones, de registrar entradas de estímulos. Como no necesitamos procesar tanta información, ya no tenemos que separar ni archivar tanta, es decir, que tenemos menos necesidad de soñar. Por tanto, la meditación profunda reduce drásticamente la cantidad de horas que necesitamos dormir. Pero esto no significa que debamos dormir menos para meditar mejor.

La preparación ética consiste pues, en primer lugar, en controlar la comida, el sexo y el sueño. Y además, en algo igualmente importante, en refrenar la agresividad. Pero no solo una agresividad física manifiesta y evidente, sino cualquier postura o modo de hablar basto, vulgar, duro y dominante, impedirá el desarrollo de estados mentales positivos. Y si las condiciones lo permiten, deberíamos adoptar una dieta vegetariana en la medida de lo posible, como expresión de nuestra dedicación a un estilo de vida inocuo.

En resumen, la preparación ética para la correcta meditación consiste en llevar, tanto como nos sea posible, una vida silenciosa, una vida inocua y sencilla. Requiere vivir una existencia pacífica, sin grandes ruidos y que no implique una actividad social frenética ni un violento esfuerzo físico, a menos que ese esfuerzo físico vaya precisamente encaminado a potenciar nuestras cualidades físicas y mentales. Ese es el caso, por ejemplo, de las artes marciales del monasterio Shaolin, en las que la actividad física extrema, se ve reforzada por la práctica profunda e intensa de la meditación Ch’an, y ésta, a su vez, se ve favorecida por esa práctica física. Solo con la comprensión de estos conceptos y factores, uno puede alcanzar los niveles que los monjes alcanzan. Solo ha de tenerse en cuenta que no se debe meditar después del ejercicio, sino antes.

Cualquier esfuerzo físico intenso, cualquier actividad que implique una gran emocionalidad, puede dejar nuestro organismo demasiado estremecido, alterado y, en general, demasiado estimulado de manera burda para transmitir los refinados impulsos que se generan a través de la meditación.

Cabría añadir que, mientras que un agotador ejercicio no es recomendable para los neófitos en la materia, en cambio es muy beneficioso algún tipo de ejercicio suave o de técnica de relajación, como el Hatha Yoga o el Taijiquan.

El tema del trabajo, - que no he mencionado antes-, el medio de vida, es también un aspecto de la preparación para la meditación. Trabajar un montón de horas, cinco o seis días a la semana, año tras año, en una actividad que, además no nos agrada, pues ejerce una gran influencia, un gran efecto acumulativo negativo en la mente. Nuestra ocupación nos estará condicionando psicológicamente. Poder elegir un medio de vida que sea positivo, pacífico y beneficioso de una u otra forma, es crucial, y no solo como preparación para la meditación, sino como base para un correcto desarrollo como seres humanos sanos.

Examinar todos estos factores puede parecer suficiente para afrontar una buena preparación para la meditación. Pero hay más. Una de las partes más importantes de la preparación ética para la meditación es la de ser conscientes y estar serenos. Debemos estar atentos al cuerpo y a sus movimientos, atentos a las emociones y a las reacciones emocionales, atentos a los pensamientos, a todo lo que hacemos y porqué lo hacemos. Necesitamos cultivar constantemente la calma, la serenidad, la consciencia, en cada cosa que hagamos, ya sea hablando o estando en silencio, trabajando o descansando, cocinando, cuidando el jardín, caminando, conduciendo o estando sentados sin movernos. Hay que permanecer siempre vigilantes y atentos. Mantener un constante nivel de atención significa que tan pronto te sientas a meditar, tan pronto evocas un objeto de concentración, te deslizas en un estado meditativo sin ningún tipo de dificultad.

Y quedan dos aspectos no menos importantes. Aprender meditación únicamente de los libros no basta, aunque uno esté excepcionalmente dotado. Por naturaleza, la meditación es algo personal e individual, para la cual ninguna cantidad de guía e instrucciones generales pueden ser suficiente. Un Maestro en cambio, nos ayudará a afrontar las dificultades con un cierto grado de objetividad que posiblemente no lograríamos alcanzar por nuestra cuenta. Necesitamos tener un maestro, al menos hasta tener alguna avanzada experiencia espiritual a nuestras espaldas. E incluso entonces pueden surgir toda clase de peligros espirituales que un maestro que nos conozca bien puede ayudarnos a sortear. Eso, si somos realmente sinceros con nuestra práctica.

Y por último – y quizás menos comprendido - , está la preparación por medio de ejercicios devocionales. No a todo el mundo le gustan, pero para quienes tienden a ser devocionales – lo cual suele significar ser emocionales – pueden ser muy útiles. Se pueden representar de muchas formas diversas, pero hacer ofrendas simbólicas a un Buda antes de comenzar a meditar, suele ser una forma sencilla y eficaz. Encender una vela simboliza la luz de la visión que estamos a punto de intentar encender en nuestro corazón; las flores, la impermanencia de las cosas mundanas; y por último el incienso, impregnando el aire que nos rodea, representa la fragancia de una vida buena, bellamente vivida, que influencie el mundo que nos rodea dondequiera que vayamos de una forma sutil e imperceptible.

Si estás preparado para prestar atención a todos estos detalles, te quedará muy poco por hacer. Es casi como si ni siquiera necesitaras meditar. Solo tendrás que sentarte quieto en un lugar cualquiera, cerrar los ojos y ya estarás allí: concentrado.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
¿qué es el sexo tantrico?
Shi Yan Jia ha dicho que…
Primero gracias por escribirnos...

hablar de sexo tántrico es hablar de un estado de conciencia plena, en todos los ámbitos de la vida. Limitarlo solo a la cuestión del sexo -separando ambas expresiones- es quedarse en la nada. El sexo tántrico es ante todo una manera, un vehículo de expresar los sentidos físicos del ser humano, y en segundo término,no por ello menos importante, el compartirlo con otra persona afín.
Buscar la unión de dos en los planos físicos y energéticos, a través de la respiración, la meditación la conciencia plena y la compasión.
Se trata también de huir de la banalidad del sexo convencional y superficial, con sus consecuentes depravaciones y convertirlo en un acto de amor espiritual, lleno de sentido y profundidad de conciencia.
Anónimo ha dicho que…
Gracias por su respuestas.Felizes fiestas a todos.
Anónimo ha dicho que…
Buena respuesta , pero yo no entendi a que se hareferido con lo de sexo superficial (convencional).
Shi Yan Jia ha dicho que…
Cuando el sexo, la comunicación físico-emocional entre dos personas se queda en meros gestos repetitivos, en ocasiones premeditadas, carentes de amor, de respeto y cariño, se queda en la superficie de lo que podría ser. La monotonía, el defecto o el exceso de sexo sin estos ingredientes, puede volverse fácilmente en un acto mecánico, que obedece más a los instintos primarios animales del ser humano, que a su deseo de compartir algo que puede ser sublime, espiritual y lleno de amor y compasión.
Entonces nace la pornografía, las depravaciones, el morbo exagerado, el ciber-sexo y cosas así; el buscar más allá de la realidad del contacto amoroso.
Eso es quedarse en la superficialidad. Hay que volver a conectar con lo más íntimo del ser humano, de nuestra pareja en ese momento y tratar de ser uno con ella/él.
Gracias por tu interés...
Anónimo ha dicho que…
yo he podido experimentar el sexo tántrico con mi pareja y es algo que no se puede explicar con palabras lo que puedes llegar a sentir,es maravilloso ,las sensaciones y el bienestar que llegas a sentir....

es unir las dos almas,como dice el maestro,un acto de amor espiritual,

os animo a que lo probeis..
Anónimo ha dicho que…
ya lo creo,es uno de los grandes placeres de la vida... jejejeje.
Shi Yan Jia ha dicho que…
Muy cierto, amiga/o;... pero el sexo tántrico va más allá de la busqueda del disfrute del placer, que no está mal, por supuesto. El placer está estrechamente unido a las percepciones físicas de nuestros sentidos, pero no debemos olvidar entenderlo desde el corazón, desde las emociones y la mente centrada y en calma. Todo esto unido, produce ese extraordinario éxtasis, que no solo se manifiestan a través de los sentidos físicos, sino que abarca todo nuestro ser; algo que conecta conciencias y almas...
Anónimo ha dicho que…
El morbo exagerado siempre es más predominate en el hombre que en la mujer.
Shi Yan Jia ha dicho que…
Completamente cierta tu apreciación, y eso obedece a la naturaleza misma de la especie humana, en la que la mujer tiene unas características tanto morfológicas como psicológicas distintas, aunque no dispares. Creo que se complementan de alguna manera, y ahí reside la belleza de esa unión entre dos.
Se sabe que la mujer es siempre más emocional que el hombre, que obedece más a sus instintos primarios, y de ahí nace esa exaltación del morbo, basado en ilusiones más que en la percepción de la realidad de los fenómenos físicos.
El amor y la compasión - de los que se nutre la sexualidad tántrica, se nutre de aspectos no-fisicos, surgidos del corazón y la mente, de ahí que tratar de manifestarlos a través de los sentidos físicos exclusivamente, sea una labor casi inútil.
Ya se sabe... las mujeres tienen el sexto sentido mucho más desarrollado que los hombres...
Anónimo ha dicho que…
Pero ¿la intuición es algo con lo que se nace,o en el caso del hombre puede desarrollarse?
Shi Yan Jia ha dicho que…
Uno nace con los instintos primarios, aunque, dicho sea de paso, en nuestra sociedad cada vez más vertiginosa, el disponer de demasiadas comodidades, nos hace genéticamente cada vez más vulnerables ante las adversidades de la vida.
La intuición no es sino la facultad que manifiesta nuestra mente (lo que comúnmente llamamos el 6º sentido) en estados conscientes e incluso inconscientes. Si esos estados de consciencia los desarrollamos a través de técnicas de meditación, pues uno se vuelve más intuitivo. Esto significa que se puede obviamente desarrollar esta cualidad del ser humano.
Ser más intuitivo significa estar más presente en el ahora, ser consciente y observar la realidad sin la dualidad de la ilusión. De esta manera, uno acaba por 'ver' y 'sentir' cosas que otros no pueden percibir en el mundo de los fenómenos físicos. A esto denominamos Kong en budismo.
Anónimo ha dicho que…
pues ha desarrollarla se ha dicho...

Saludos.

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