Hoy, estando a las puertas de un instituto de nuestra localidad, para acompañar la hija de mi pareja en su primer día de clase, se entabló una conversación acerca de la forma de vestir de algunas niñas hoy en día. Algo que quizás en otros momentos pasaría desapercibido, pero que hoy, al ver tantas vestidas casi igual, pues llamó poderosamente la atención y suscitó comentarios. Y hablo de la moda de los short´s esos, muchos tan cortos, que en ocasiones dejan ver medio trasero. Y eso, a mí personalmente me parece ya indecente y anti estético, por no hablar de ámbitos higiénicos y de la salud.
            Se me ocurrió hacer un comentario en el Facebook, en una página de comentarios sobre San Pedro, nuestra localidad. Un comentario expresando precisamente esa percepción mía de que no estaba muy bien eso. Nada del otro mundo, pero expresado con claridad, haciendo además referencia a la relación que tiene la forma de vestir con ciertos problemas de acoso.
            Y ese comentario, nada más publicarse, suscitó una verdadera tormenta mediática, con cientos de comentarios que se han ido produciendo durante todo el día. La mayoría de comentarios eran de mujeres y con connotaciones de insulto. Me han llamado de todo, incluso de pedófilo, pederasta, pervertido, mirón, salido, masón, facha, inculto, machista y otras lindeces, indicando que “qué hacía yo ahí, en la puerta del colegio mirando el culo a las chicas”, o, ”que me tenía que sacar los ojos si no me gustaba”, o enviarme a Marruecos... (algunos entrarían en un delito penal, por injurias).
Obviamente es inútil responder con coherencia y la razón a todas estas personas que me atacaron, porque no querían escuchar en absoluto. Nadie atendía a razones del porqué escribía y pensaba eso. Seguían y seguían con sus comentarios e insultos hacia mi persona, como si me conocieran mejor que mi madre. Aunque he de señalar que también hubo mucha gente que estaba de acuerdo con mis apreciaciones. Aun queda gente coherente…
Y es que en estos medios, el volcar toda la frustración, rabia e ira, es sumamente fácil, porque se esconden tras una pantalla. Todo es entonces interpretado a la idea preconcebida que cada uno tiene. No interesa escuchar ni mucho menos leer el post entero y atender las posibles explicaciones. Ya hay que ir a por mí, con los argumentos que sea, aunque sean hipócritas, incoherentes y falsos. Por mucho que trataba de exponer mi argumento, se seguía hablando y escribiendo una y otra vez lo mismo. Insultar es fácil y sale barato.
El caso es que no se comprende en absoluto el tema este de la vestimenta, igual que no se comprende lo de los teléfonos móviles y otras dependencias socialmente aceptadas y etiquetadas como modas. Háblese de los pantalones cagaos, las gorras al revés, las mochilas colgando de la espalda, o las patinetas. Y esto en el ámbito del colegio.
No se entiende lo que hay de verdad detrás de todo eso, y en el caso de la ropa, quizás aun más. La ropa es un indicio de la personalidad de cada individuo, de sus preferencias y siempre dice algo, a veces muy inconscientemente. Y ahí precisamente radica el problema, que estas actitudes pueden derivar en el desarrollo de otras por parte de gente – chicos y chicas- inadaptados y con problemas de comunicación, que fomentan precisamente el acoso. Es como un elemento que dispara y alienta a ciertos individuos a entrar en la dinámica del acoso. Sirve para que algunos de éstos, se crea con el derecho a acosar y lo crea justificable.
Pero, ¿Qué pretende una chica con 14 años, con un pantaloncito tan corto que se le ve medio cachete, por no mencionar otras partes, un top, sin sujetador, con los labios pintados y maquillada entrando así en un Instituto? ¿Acaso pretende que no la miren? Que lo hagan es lo más normal del mundo, aunque no por ello significa que da derecho a insultarla o acosarla. Pero que no se queje de que la miran, de que le digan cosas, porque eso, señores, está causado precisamente por su actitud y su manera de vestir. Tan viejo como la humanidad. Tan antiguo como andar hacia delante. Nadie va a cambiar eso, porque tengo la certeza de que no se avanza precisamente porque hay demasiadas feministas – que es la versión femenina del machista – que ponen el grito en el cielo por cualquier cosa en aras de una pretendida liberación de la mujer. No entienden de la naturaleza humana. No comprenden que se puede admirar la belleza de una mujer porque sí, porque es intrínsecamente hermoso, igual que admiraría una flor. Y se puede expresar, con educación y buenas maneras. ¿No es eso precisamente lo que luego les gusta a las mujeres? ¿Quién puede argumentar que yo me gire para mirar a una mujer, tildándome de machista?
No seamos tremendamente hipócritas. Que hemos llegado a denostar el piropo, que siempre fue una manera de expresión popular, como si fuera un insulto a las mujeres. Cualquiera se le ocurre decirle a una mujer o chica que es guapa o es elegante. ¡Te puede caer la del pulpo si es una feminista!
¿Hay que ir tapada hasta las cejas? Pues evidentemente que no, pero entender que cada lugar tiene su manera de estar, a veces por pura lógica y comodidad, no es pedir mucho. Un colegio no creo que sea el lugar adecuado para ir vestida así. Y si no se permiten llevar gorras, ¿Porqué esto sí? Porque, ¿Qué pensaría una persona, de las que me ha insultado vehementemente, si va al médico y resulta que éste le atiende en pantalón corto y con el torso desnudo, argumentando que hace calor? ¿O si fuera una doctora, y la atendiera en unos shorts de esos, igual que van sus hijas? O bien, ¿Entrarían en las calles de un barrio marginal, cargadas de joyas, cadenas y anillos? Total, si están ejerciendo su libertad para vestir como cada cual le dé la gana… ¿No es ése el argumento esgrimido por estas personas?
Pero si está claro que cada lugar y momento tiene sus maneras, ¿Por qué tanta agresividad hacia mis comentarios?
Está claro que en esto de las redes sociales, te pueden despellejar vivo si caes en desgracia por un artículo o comentario. Y se pide respeto por las opiniones ajenas, insultando a quien piensa precisamente distinto. Eso se llama hipocresía e ignorancia suprema. Una ignorancia muy extendida y que encima se pretende justificar con argumentos absurdos surgido del orgullo insano y del ego.

Personas así son muy peligrosas en las redes sociales; Más que un mono con una pistola…

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