¿Evolucionar
o involucionar?
Sin duda
alguna muchos no sabrán de qué estoy hablando. Nada que ver con la evolución de
las especies, aunque la raíz de lo que quiero comentar esté precisamente ahí.
Uno, en la
vida cotidiana que te ha tocado vivir o has elegido, en parte ser partícipe de
esa realidad, tiene la posibilidad de sentarse a pensar, a reflexionar sobre
uno mismo y nuestra relación con la vida.
Y observo
mi entorno, a mis congéneres y me pregunto muchas veces si es posible la parada
en la evolución del ser humano. Es más, me pregunto si incluso es posible la
involución, es decir, que andemos hacia atrás en lo recorrido como especie
supuestamente inteligente y dominante. Y viendo muchas situaciones y actos del
ser humano, creo sinceramente que sí es posible retroceder. De otra manera no
se puede explicar cómo algunos individuos han retrocedido hasta la edad media
en algunos aspectos.
El verano
es sin duda, sobretodo en nuestra zona geográfica, un período de tiempo
extraño, quizás atípico para el campo en el que nos desenvolvemos y que nos
atañe, las aamm chinas…
Un tiempo
en que supuestamente tenemos más tiempo libre, el clima es proclive a entrenar
más y mejor, hay una luz espléndida y hay mayor disponibilidad de espacios.
Pero paradójicamente, la gente entrena menos, algunos, los más jóvenes nada en
absoluto. Abandonan la escuela durante un par de meses, a veces hasta tres, con
las consecuentes consecuencias, que muchas veces no sabemos vislumbrar.
En muchas
ocasiones, son realmente los padres los que, por un motivo u otro, dejan de
traerlos a las clases. Incompatibilidad de horarios entre padres que trabajan y
el excesivo tiempo libre de sus hijos, o en otros casos es por simple desgana,
por la playa o el calor. No importa la excusa…
Creo
sinceramente que las cosas están mal organizadas. En general tenemos mala
organización de nuestro tiempo, de nuestras cosas, alterando el orden natural
de importancia de las cosas. Lo que solemos llamar prioridades elementales de
las cosas de la vida. Está todo realmente trastocado. Los valores que sustentan
todas estas acciones, se ven así perdidos en esa bruma espesa de la laxitud y
la desidia que supone perder el sentido real de las cosas. No saber reconocer
su valor real.
¿Sabemos
realmente lo que ocurre cuando decidimos irnos de compras con los niños, a un
centro comercial, justo en horario de clases? ¿Sabemos lo que pasa cuando
decidimos que el niño tiene que ‘descansar’ de las clases dos o tres meses?
¿Entendemos realmente las razones que nos impulsaron a inscribir a nuestro
vástago en la escuela? ¿Somos realmente coherentes entre lo que pensamos,
decimos y hacemos al respecto?... Pues parece ser que no mucho.
Todos somos
más o menos conscientes de que las nuevas tecnologías facilitan el acceso a la
información, y que la información es conocimiento –que no sabiduría- y que el
conocimiento debería hacernos evolucionar hacia algo mejor -¿Felicidad quizás?
¿Coherencia?- en nuestras vidas. Pero mucho me temo, que esto no es así; Cada
vez estamos peor, comprendemos menos y como consecuencia somos más ignorantes
que antes –o quizás igual que antes- pero en ningún caso nos acercamos a lo que
debería ser, que es un camino de evolución como seres humanos.
Nada parece
tener consecuencias. Todo se hace de manera bastante superficial en muchos
sentidos y cosas. Y si no se consiguen resultados –que es lo más probable- pues
inventamos excusas o justificamos con el motivo que sea nuestra mediocridad. Y se
establecen mecanismos sociales para reconocer eso como lo normal. Y así, en
apariencia, no pasa nada.
El compromiso
con la escuela –si es que existe realmente- se ve ninguneado completamente. Deja
de tener valor alguno. Y cuando eso deja de tener valor, es como si dejamos de
valorar lo que nos enseña el maestro. Deja de tener valor alguno el Kung-fu que
se nos enseña y la clase se convierte en algo semejante a una clase de
cualquier otra actividad. Y nos habremos perdido en el camino de las aamm
chinas, de la enseñanza tradicional de valores que tanto van buscando algunos. Y
cuando los encuentran, los pisotean sin miramiento alguno, pero siguen
exigiendo una enseñanza de calidad…
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