Mente dual
En
nuestro mundo material (Wuzhi Shijie), en el que habitualmente
nos desenvolvemos, tendemos a percibirlo todo a través de una mente dual; Una
mente que es en gran medida ignorante (Wuzhi tounao) de su
propia existencia y consecuentemente, ignorante de su entorno y de su
percepción errónea del mismo.
Así,
nuestra respuesta a todas las circunstancias de la vida, del mundo material (Kong) y
emocional que nos rodea, es casi siempre errónea. Por ignorancia entendemos
precisamente a esa incapacidad de poder percibir las cosas en su verdadera
naturaleza. No tiene otro sentido semántico peyorativo en el budismo. Un ignorante
es pues todo aquel que no es capaz de percibir la realidad de las cosas y vive
en un mundo de sueños. Un mundo de sueños del que conviene despertar si
realmente deseamos alcanzar un mínimo grado de satisfacción vital y de
felicidad no condicionada.
OBJETO
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OBSERVADOR
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REALIDAD
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Hablamos de mente dual en el sentido de que interpreta lo que
ve a través de los 6 sentidos (Liu Zhong Ganguan) de manera
dual, es decir; Esto me gusta o no me gusta. Aquello es grande o es pequeño,
eso es bueno o es malo, etc.. Y con ese material cognitivo-emocional construye
las respuestas a las circunstancias, respuestas evidentemente equivocadas y que
producen conflictos de toda índole y en todos los ámbitos.
Entonces,
en este sentido, tenemos solo el objeto y al observador de ese objeto. Y esa
observación se basa demasiado en la percepción de los sentidos físicos y la
interpretación que nuestra mente condicionada hace de lo percibido. En ningún
momento la mente es capaz de percibir el objeto en su totalidad, en su
verdadera naturaleza incondicionada. Solo será capaz de ‘ver’ una parte del
mismo, y con eso ya cree que conoce su realidad, su naturaleza. De esta manera
sigue en el mundo Kong de los sueños,
alejado de toda posibilidad de percibir las cosas en su verdadera realidad y
reaccionando emocionalmente a esa circunstancia. Es el caldo de cultivo de la
frustración y la infelicidad.
Cuando se
comienza a vislumbrar de que algo no va bien en nuestras vidas, de que nos
sentimos insatisfechos de modo profundo, entonces ha llegado el momento de
sentarse a reflexionar, a meditar profundamente sobre todo ello. Ha llegado el
momento de cambiar el rumbo de nuestras vidas, de tomarnos en serio el
auto-conocimiento. Porque esos destellos de conciencia que casi todos tenemos,
apenas duran segundos, minutos quizás, pero nos hacen ver algo distinto, como
un relámpago que durante un instante fugaz nos muestra el camino en la
oscuridad de la noche.
Ese despertar
de la conciencia hay que trabajarlo, enfocarlo adecuadamente para que pueda
producir efectos realmente positivos en nuestras vidas. Eso que denominamos ‘conciencia’
(Yishi) es la parte que en realidad nos faltaba en nuestro ser. Es la
parte que observa el proceso que existe o se produce entre objeto y observador.
Es la parte que es capaz de ‘ver’, de percibir todo el proceso de cada parte de
manera completa. Es la mente clara (Qingxing Tounao) que puede
comprender la naturaleza profunda de las cosas, sin dualismos que ya no tienen
cabida. Esa mente clara es como la luz que ilumina de pronto una habitación en
la que estábamos a oscuras, tanteando paredes a ciegas y haciéndonos una idea –nunca
cien por cien real- de nuestro entorno.
OBJETO
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OBSERVADOR
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CONCIENCIA
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REALIDAD
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Con esa
mente despertaremos y la ignorancia se irá disolviendo cual bruma matutina,
dejando ver las cosas con claridad, en su verdadera naturaleza. La realidad más
absoluta e incondicional. Entonces los condicionantes duales de todas las
cosas, dejarán de tener relevancia y no serán los clasificadores de nuestras
respuestas emocionales, sino los indicadores de posibles caminos a elegir. Y la
elección será siempre nuestra. Y aunque esa elección no estará libre de
posibles errores o equivocaciones, seremos plenamente conscientes de ello y
podremos actuar en consecuencia. Esto, sin duda marcará un determinado camino,
una inflexión en nuestra búsqueda, que no tendrá vuelta atrás. Un camino que
conduce por paisajes reales, hacia el despertar completo de nuestro ser; Hacia
una felicidad incondicional.
Que no es poco…
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