El Kung-fu y las lesiones


            El monje Yan Guo cogió impulso y en apenas tres pasos, su cuerpo se elevó como un rayo por encima de la altura de nuestras cabezas, imprimiendo a todo su cuerpo un vertiginoso doble giro, mientras soltaba a la vez dos potentes patadas y caía luego en un perfecto equilibrio con las piernas totalmente abiertas sobre el suelo. Tras esa prodigiosa demostración de dominio de la técnica y la potencia de salto, se levantó como si nada. Cualquiera de nosotros, de haber sido capaz de hacer algo así, se hubiera roto por algún lado.

            En mis dilatados años de experiencia en la enseñanza, he podido comprobar el cambio profundo que ha experimentado el estudiante medio en nuestras escuelas y creo que en casi todas las artes marciales en general.

            Si bien la condición física de los estudiantes puede haber mejorado con los actuales métodos de entrenamiento, hay una manifiesta merma en ciertos aspectos que creo son relevantes en su desarrollo completo. Y me refiero a que nuestra sociedad occidental, en beneficio del confort, del esfuerzo mínimo y de la imagen superficial, ha ido perdiendo algo en el camino, que es el esfuerzo del espíritu, la capacidad de sacrificio, la persistencia y el valor. Lo que nosotros venimos llamando el “espíritu guerrero”. Hay una manifiesta dicotomía entre el trabajo físico y el trabajo de la mente. Y eso ha hecho que los estudiantes de hoy, sean en ese sentido mucho más débiles, sucumbiendo con suma facilidad ante las adversidades del entrenamiento y de la vida. Y esta es la tónica general, aunque hay obviamente honrosas excepciones de practicantes que comprenden esto y siguen un entrenamiento desde el corazón y el alma.

            Hoy en día es muy difícil ver a estudiantes capaces de aguantar los duros entrenamientos tradicionales, lo que produce estudiantes mediocres –sin ánimo de ofender a nadie-, aunque esto parece no ser relevante pues nuestra sociedad promueve la cultura de la mediocridad y superficialidad de la imagen en todos los sentidos. Aquí parece que casi todo vale. Así, todos contentos. Vivimos en una sociedad de las apariencias. Ante cualquier adversidad o mínima lesión, el estudiante de hoy en día se queja desmesuradamente, deja de entrenar y muchas veces eso acaba propiciando el que abandone las artes marciales. Y estas circunstancias lo que hacen es modelar el carácter de los estudiantes, que buscan superar los listones de las exigencias del entrenamiento, pasando por debajo de los mismos.

            Cualquier actividad física es en realidad una actividad psico-física, es decir, modifica o condiciona el estado mental del practicante y lo mismo sucede a la inversa. Una mente y un carácter débil influirán sobre la capacidad de sacrificio y consecuentemente sobre la condición física que se pueda o se desee alcanzar. La mente modela el cuerpo, de eso no cabe la menor duda y así lo reflejan los maestros del templo Shaolin. De ahí que, la práctica y el estudio del budismo, sea para nosotros un aspecto muy relevante, que va a producir cambios sustanciales en nuestra fisionomía.

            Observo cómo últimamente se están dando numerosas lesiones de las muñecas, brazos y tobillos, -con frecuencia son esguinces de diverso grado- en los jóvenes de hoy. Y este dato lo he podido constatar con un amigo traumatólogo del hospital, que me comentaba, durante una charla sobre estos temas, que el índice de lesiones en esta franja de edad –entre los 10 y 15 años- ha aumentado significativamente. Podría achacarse a que ahora los jóvenes practican más actividad física en los colegios, pero esto no debería ser motivo para que hubiera tantas lesiones.

            Un estudiante con una actitud mental pobre y débil, tenderá a tener también una disposición a lesionarse con mayor facilidad –por somatización de la motricidad-, y si esto ocurre, necesitará también de mucho más esfuerzo y tiempo para recuperarse de las lesiones. Su condición física estará limitada por su actitud mental, y ésta, determina su capacidad de recuperación. Así, muchos alumnos, que han pasado por una lesión más o menos relevante y han estado una temporada sin entrenar, cuando regresan a las clases, tienen bastantes dificultades para volver a recuperar el ritmo y la forma física que tenían, y eso afecta psicológicamente. Y algunos no superan esta etapa, quedándose por el camino.

            Afortunadamente, en nuestra escuela, salvo hechos puntuales, las lesiones nunca han sido serias. Esto, en gran parte es debido al método de entrenamiento en el que prima la salud por encima de los logros deportivos, y por la idea que se inculca a los estudiantes de comprender lo que hacen y cómo deben hacerlo. El límite lo ponen siempre los mismos estudiantes, teniendo claro la premisa que dice que “los resultados son proporcionales a la inversión realizada en esfuerzo”. Así por ejemplo, no es tan relevante que tengan una posición Pu Bu muy baja, sino que la estructura de rodillas y pies sea la adecuada. O se hace especial énfasis en que en los desplazamientos dinámicos en Gongbu, el pie esté correctamente asentado para evitar cargas excesivas e inadecuadas en los meniscos.

            Muchas lesiones vienen dadas o se producen por una mala práctica, sin duda, pero también por dejadez y descuido –desatención- de los propios practicantes y en ocasiones de los mismos profesores.  Descuidar los detalles técnicos de los movimientos, sean cuales sean, es un grave error, que solemos cometer cuando buscamos resultados rápidos. Muchas veces se han visto tirones musculares, pequeños esquinces y lesiones similares como consecuencia de un mal calentamiento. No podemos pretender realizar saltos con giros sin haber calentado anteriormente las cadenas articulares y musculares que se ven implicadas en los movimientos. Y el calentamiento, como veremos más adelante, implica también trabajar con los meridianos y el ‘interior’ de nuestro organismo. Y si vamos aún más a fondo en el tema, veremos que todo tiene origen en nuestra mente, que es la que dirige, controla y ordena todo nuestro proceso biomecánico y psicosomático. De ahí que, en las clases habituales se comience con una breve sesión de algunos minutos de Zuo Chan (meditación) o Zuo Wang (sentarse en paz), donde se busca encontrar el estado óptimo de nuestra mente para afrontar el posterior trabajo.
            Obviamente es de vital importancia que los monitores, profesores, Instructores y Maestros sigan una metodología correcta y adecuada al progreso o nivel técnico de un alumno. Saltarse alguna de estas etapas, puede suponer lesiones de consecuencias nefastas. He visto a monitores obligar a alumnos a hacer saltos con giro, cuando ni siquiera comprendían como debían caer.

            Cierto es que en nuestra sociedad occidental, el método de entrenamiento no es equiparable al que usan los monjes en Shaolin – o en cualquier otra escuela de por allí- pues sus sesiones suelen durar unas dos horas mínimo y se repiten unas tres veces al día como promedio –mañana, mediodía y tarde-.

            Aquí lo que hacemos es adaptar ese método a nuestro horario limitado, reduciendo los tiempos dedicados a cada aspecto concreto del entrenamiento, lo que produce una merma en los resultados que se obtienen, pero aseguran una mínima y correcta aplicación del método.

            Veamos comparativamente como serían ambos entrenamientos, suponiendo que las clases fueran diarias…

            China:
Mañana (09:00 a 11:30)
  1. breve sesión de meditación …………………………………….  15/20’
  2. correr …………………………………………………………………….                 20’
  3. estiramientos …………………………………………………………                  30’
  4. JibenGong (ejercicios de base)…………………………………                 30’
  5. trabajo técnico ……………………………………………………….                  30’

Mediodía (15:00 a 17:00)
  1. correr …………………………………………………………………….                 20’
  2. estiramientos ………………………………………………………….                 30’
  3. Jibengong ……………………………………………………………….                 30’
  4. Trabajo técnico (Formas) ………………………………………..                30’
  5. Repaso puntos específicos ………………………………………                 20’
  6. Relajación ………………………………………………………………                 10’

Tarde (19:00 a 21:00)
  1. Correr …………………………………………………………………….                 20’
  2. estiramientos ………………………………………………………….                 20’
  3. Trabajo específico ……………………………………………………               60’
  4. Trabajo de Gongfang ……………………………………………….                30’
  5. Relajación ………………………………………………………………                 15’


Occidente:

  1. meditación………………………………………………………………                 10’
  2. correr………………………………………………………………………                10’
  3. calentamiento …………………………………………………………                 10’
  4. Jibengong ……………………………………………………………….                 20’
  5. Trabajo técnico……………………………………………………….                 30’
  6. estiramientos …………………………………………………………                  10’


            Cualquier profesor o Maestro serio debería tener unas nociones precisas sobre las lesiones que pudieran ocurrir durante la práctica. Esto, dentro de las enseñanzas tradicionales en Shaolin, forma parte intrínseca del estudio del alumno y se engloba dentro de la práctica del Yi, es decir, la medicina tradicional china específica del monasterio. No olvidemos que aquí, los conceptos Chan (budismo), Wu (práctica marcial) y Yi (medicina china) van estrechamente unidos. Así, un estudiante avanzado podrá identificar las distintas lesiones ocurridas y prestar la adecuada ayuda en cada caso. Y un maestro sabrá realizar las manipulaciones adecuadas y ofrecer el tratamiento preciso para una recuperación de la lesión. El conocimiento profundo de la biomecánica corporal, proporciona también un conocimiento preciso de los grupos musculares y tendinosos implicados en el esfuerzo.
            Así por ejemplo, sabremos qué tipo de musculatura interviene con más énfasis en el uso de una espada, o derivada de la práctica del Duanbing. Así podremos también, tanto prever una posible lesión, como tratarla en caso de que ocurra.
           
            No vamos a entrar aquí en el tema de las contusiones por golpes, que trataremos en un artículo aparte, y que pueden ser tratadas fácilmente con medicinas tradicionales a base de linimentos y emplastes, realmente muy eficaces, como por ejemplo el Shaolin Wu Xiang Jiu o el Dit Da Jow.

            Veamos ahora el tipo de lesiones que se suelen dar con más frecuencia en la práctica del Kung-fu. Aunque las más usuales son las lesiones de rodilla, tobillo y muñecas, vamos a desgranar un poco cada tipo de patología, para dar una idea global y concisa sobre este aspecto, siempre visto desde del punto de vista de la medicina china, que suele ser sustancialmente distinto del occidental. Sin entrar en detalles de patología, etiología, diagnóstico y tratamiento (que entran en el ámbito profesional o más profundo de la enseñanza tradicional), estas son las principales lesiones que podrían darse:


Lesiones de los tendones

            Los principales síntomas de esta lesión son dolor local irradiado, inflamación, edemas e incapacidad funcional. La lesión traumática tendinosa es un problema bastante común en la práctica deportiva o marcial, y se presentan aisladas o bien con fracturas óseas o luxaciones articulares. Aunque parezca que pueden ser lesiones de menor importancia que las luxaciones o fracturas, su recuperación es bastante más complicada, pues presenta casi siempre cambios patológicos complejos de los tejidos afectados. Estas lesiones suelen ocurrir por choques violentos, torceduras, o tracciones de fuerzas externas, como pueden ser caídas o proyecciones. Pero también se pueden dar factores externos patógenos como el viento, el frío o la humedad que pueden afectar a los tendones, sin ser consideradas lesiones en la medicina occidental.
            A nivel coloquial, cuando hablamos de lesiones tendinosas, estamos hablando de esguinces o torceduras, que pueden ser catalogadas en distintos grados según su gravedad. Hablamos también de luxaciones y sub-luxaciones en lo que a la práctica que nos concierne se refiere. Habría otras patologías que no son el caso, como la miositis crónica, las bursitis o las lesiones de las capsulas articulares.

            También se podrían clasificar en las siguientes divisiones:

  1. Según el tiempo: Lesiones nuevas o antiguas
·         En la lesión nueva se debe casi siempre a descuidos. Dura entre una y tres semanas.
·         Las lesiones antiguas son lesiones nuevas incorrectamente recuperadas o tratadas, o fueron lesiones recurrentes.
  1. Según los mecanismos de la lesión: agudas o crónicas.
·         Las lesiones agudas son ocasionadas de forma brusca y violenta.
·         Las lesiones crónicas están motivadas por sobrecarga de trabajo o por someter los tendones a condiciones adversas.
  1. Según las estructuras afectadas: esguinces o torceduras.
·         El esguince es una lesión de las partes blandas subcutáneas, causada por fuerzas externas como golpes, choques o caídas) que altera el eje normal de movimiento, provocando la elongación por rotación excesiva.
·         La luxación o torcedura es una lesión de la integridad anatómica de una articulación, modificando su estructura ósea.
  1. Según las zonas anatómicas afectadas.
·         Lesión en el cuello, espalda, cintura, hombro, codos, muñecas, caderas, rodillas, etc.
           

Lesiones en cabeza y cuello

1. Lesión de la mandíbula (articulación temporomaxilar)

            Esta es una lesión bastante recurrente en las prácticas de combate, ya sea por golpes o caídas. En ocasiones, cuando no existe fractura, hay un desplazamiento de la misma respecto a su estructura tendinosa y el disco fibroso. Casi siempre se puede reducir de forma espontánea sin requerir mayores manipulaciones.

2. Lesiones de las partes blandas del cuello

            La tortícolis es bastante frecuente, aunque quizás podríamos clasificarla más como enfermedad que como lesión. Curiosamente se da más en mujeres que en hombres y suele ser consecuencia de una excesiva rigidez muscular.

3. Torcedura muscular del cuello

            Puede ocurrir por una mala caída sobre un lateral del hombro y cuello y se produce una fuerte contractura muscular unilateral del esternocleidomastoideo.





Lesiones del hombro y brazo
1.      Esguince del hombro
2.      Tendinitis del músculo supraspinoso
3.      Tendosinovitis del bíceps braquial
4.      Miotendinitis del bíceps braquial
5.      Bursitis del acromión
6.      Periartritis del hombro
7.      Epicondilitis del codo
8.      Bursitis del codo

Lesiones de muñeca y mano
1.      Subluxación de la articulación del carpo
2.      Dislocación de la articulación metacarpofalángica
3.      Lesión de radio-cubito
a.      Fracturas
b.      Fisuras  
4.      Síndrome del túnel carpiano
5.      Lesión de muñeca

Lesiones de caderas y muslo
1.      Lesión de las partes blandas de la cadera
2.      Sinovitis temporal de la articulación de la cadera
3.      Bursitis subtendinosa

Lesiones de rodilla y pierna
1.      Síndrome doloroso de las rodillas
2.      Lesiones de la rodilla
a.      Rotura de menisco
b.      Lesiones de LLE, LLI y LC
3.      Lesiones de la rotula
4.      Fracturas de tibia y peroné
5.      Periostitis del antetibial

Lesiones de tobillo
1.      Torsión del maléolo externo
a.      Torceduras
                                                               i.      Esta es una lesión muy frecuente en las aamm, dado que existe una mayor gama de movimientos de giro del pie hacia dentro que en cualquier otra dirección. La gravedad del daño varía en función de la dirección e intensidad de la fuerza anormal aplicada sobre la articulación.
b.      Roturas y fracturas
2.      Síndrome doloroso del talón y metatarso
3.      Tendinitis
4.      Bursitis subtendinosa

5.      Tenosinovitis 

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