La realidad de Shaolin

Mucha tinta se ha vertido en los diferentes medios de comunicación acerca de Shaolin, suscitado por el polémico y escabroso asunto de Juan Carlos Aguilar. De pronto parecía que todos tenían un conocimiento real y exacto de lo que era o significaba Shaolin. Todos parecían ser expertos en el tema y se vertían afirmaciones realmente absurdas desde la atalaya del supuesto poder de la verdad de los medios. Pero muchos de los que ahora se rasgan las vestiduras diciendo que si era un falso, que si no era Shaolin, etc, en su momento encumbraron a este personaje al lugar que ocupaba en los medios; un maestro budista con poderes extraordinarios y demás zarandajas… Entonces no se preocuparon de averiguar cuánto había de verdad en sus afirmaciones de lo que decía ser…
Muchos afirmaban cosas como si lo hubieran vivido allí, en primera persona; Otros, basándose en supuestas opiniones de supuestos expertos, periodistas y otros personajes. Pero muy pocos, por no decir ninguno, habla desde la experiencia directa y personal de haber estado allí. Y sobre todo, de haber vivido allí la realidad, de haberla sufrido, de haber sabido discernir la realidad de lo que muchos perciben de allí, quizás contaminados por sus propias perspectivas. Muy pocos, repito, han tenido la capacidad de saber ser coherentes y sinceros, viendo con claridad lo que hay y lo que se puede esperar de Shaolin.
            Porque es muy fácil –incluso habiendo estado allí- volver a nuestros países y tergiversar y manipular la realidad de lo que se ha experimentado, y ofrecer una visión completamente distorsionada y muchas veces malintencionada de Shaolin. A veces no sé muy bien a qué obedece esto, la verdad…
            Y ahora veo y leo, con cierta preocupación y no menos tristeza, como muchos de estos periodistas, desconocedores de la realidad de Shaolin, se permiten echar alegremente porquería sobre el tema. Y esto sirve a otros, supuestos expertos en el asunto para hacer leña del árbol caído. Expertos en otras artes marciales que se frotan las manos echando más leña a un fuego que nos quema a todos. Porque cuando se hacen, desde éstos púlpitos públicos como son los medios, afirmaciones tales como que “El budismo y Shaolin están seriamente en entredicho por este asunto de Juan C. Aguilar”, pues las cosas no pueden pintar peor. El conocimiento es tan superficial que ya no se por donde cogerlo para poner cierta claridad en el asunto. Y en ocasiones me pregunto si realmente vale la pena hacerlo. El que quiera entender, que lo haga y el que quiera permanecer en la ignorancia, pues que siga disfrutando como un gorrino en un charco…
            Pero me duele, me incomoda que de algo que tiene una faceta tan importante para mí y para tanta gente honrada y humilde en el mundo, sea tan vapuleado impunemente por tanto ignorante o personaje interesado en crear y fomentar esa mala imagen que se quiere imponer.
            Por ello, no puedo dejar pasar estas situaciones. Yo me siento parte de Shaolin, de su cultura y filosofía, de lo auténtico –que mal que les pese a tantos- existe aún entre sus muros. Y si muchos denominan a esto un circo, pues estoy encantado de ser un payaso del mismo. A mucha honra…
            Cierto es que se ha negociado y utilizado mucho el nombre de Shaolin, incluso por los mismos chinos, y de una manera poco ortodoxa y respetuosa. Eso es una realidad innegable. Pero para eso está la coherencia y racionalidad del ser humano, para aprender a ver la realidad, sin dejarse llevar o cegar por reclamos fantasiosos y engañosos que nos han querido vender. Algunos de los que ahora aquí, en nuestro país venden ser los únicos representantes del monasterio, les he visto hacerse fotos con maestros que no eran suyos, en actitudes como si fueran discípulos directos de esos lugares, y todo para crear una falsa o como menos manipulada realidad.
            Como aquí nadie se preocupa de averiguar la realidad… y, en cualquier caso, ¿A quién le va a importar?... Parece ser que aquí, el que más medios y dinero tiene, y mejor se ‘vende’, es el que representa a Shaolin de alguna forma.
            Por ello, quiero intentar por enésima vez esclarecer un poco esta realidad de lo que es Shaolin, sin caer en sectarismos ni fantasías. Mis experiencias de los 15 viajes a Shaolin que he vivido me proporcionan esa perspectiva. De haber visto y sentido la evolución que el monasterio y su entorno ha tenido desde el año 1999, cuando lo visité por primera vez. Y solo una aclaración necesaria para los malpensados: jamás he pagado por recibir enseñanza alguna, ni por tener un certificado ni representación oficial de ningún tipo… (que no tengo).
            Vamos por partes…
¿Qué es ser un monje Shaolin?
            La tradición monástica de Shaolin es bastante compleja, con diferentes niveles y preceptos, y tres categorías –por diferenciarlas de alguna manera- de monjes budistas. En mi caso, pertenezco al segundo nivel, denominado Sengcan, lo que implica una serie de obligaciones y preceptos sin que por ello la vida laica sea un obstáculo.
Y una de las cosas imprescindibles que se debe haber hecho, es la preceptiva ceremonia de toma de refugio, donde se te asigna un nombre budista. Esta ceremonia debe ser oficial, es decir, oficiada por los maestros del templo (en mi caso, el venerable Shi Yong Xin). Solo así se pertenece oficialmente al linaje de Shaolin. Tu nombre queda registrado en la asociación budista de China como monje perteneciente al linaje de Shaolin.
Pero es bastante frecuente que muchos chinos y occidentales, obtengan un nombre budista a través de su maestro, sin que ello signifique que pertenecen realmente al templo Shaolin. Esto es perfectamente válido, siempre y cuando no se vincule directamente al monasterio. Hay que diferenciarlo y dejarlo claro, cosa que la mayoría no hace, dejando por sentado que habiendo obtenido su nombre del Dharma y practicar Kung-fu, ya se es de Shaolin. Es completamente lícito enseñar Kung-fu, ser budista o incluso monje y no pertenecer a este templo y sí a otro. Puedes ser un monje budista de Fawang, o de Yongtaisi, etc. No hay problema en ello. Pero no eres un monje Shaolin. Y eso no impide que seas bueno enseñando o que tus intenciones sean honestas.
El conflicto surge cuando uno se atribuye el derecho a poseer la exclusividad de la representación de las enseñanzas del templo para su país (o para su casa si prefiere). Esto es una falacia y un mal entendimiento del funcionamiento de la institución de Shaolin. Recuerdo las recomendaciones que me dio el venerable Shi Yong Xin tras la ceremonia, acerca de lo que significaba Shaolin y sobre mi labor de ahí en adelante. Yo no me convertía en representante de nadie, sino que adquiría una responsabilidad acerca del trabajo de enseñanza a seguir. A pesar de que el Maestro Shi Yong Xin solo tenía seis discípulos extranjeros repartidos por el mundo, eso no me confería un estatus especial. Al igual que el haber entrenado unos días con el maestro Shi Dejian no me convierte en su discípulo…
Y para entrar en polémica… Si la documentación que certifica tu condición de monje la expide exclusivamente el venerable Shi Yong Xin, -máxima autoridad de Shaolin y de la asociación budista de China-, ¿Cómo es que hay personas en este país que dicen ser su representante exclusivo, si no tienen dicha certificación? (Certificación que por cierto yo sí poseo, y teniendo además al abad como Maestro)… Pero yo no represento a nadie, aunque mi trabajo sí que está reconocido por ellos… porque esto no es cuestión de certificados ni de títulos ni zarandajas… es cosa de trabajo, de seriedad y de honestidad, sin necesidad de publicidades innecesarias que solo enaltecen el propio ego…
Enseñar Shaolin comprende estudiar y desarrollar su cultura, enseñar el Chan y vivir cumpliendo sus preceptos básicos (en mi caso 10). Dedicar esfuerzo y sacrificio a seguir el camino con humildad, respeto, seriedad y coherencia. Y una herramienta para lograrlo es el Kung-fu y las artes de Shaolin. Eso es ser monje Shaolin.

¿Qué es y cómo funciona administrativamente Shaolin?
            El monasterio Shaolin está ubicado en el centro de un enclave turístico gubernamental, gestionado por la agencia estatal de turismo de la provincia de Henan. Un lugar que, junto a su herencia cultural, ha sido reconocido por la UNESCO como patrimonio de la humanidad. (No creo que un “parque temático budista”, como lo catalogan algunos lumbreras, pueda obtener esta distinción).
Se paga una entrada al lugar (100 RMB) que da derecho a visitar los diferentes sitios del enclave. El monasterio Shaolin, el bosque de pagodas, el centro de entrenamiento de Kung-fu, la montaña Shaoshi, la cueva de Damo, etc. Esto es exactamente igual que lo puede ser el recinto de los terracota de Xi’an o las grutas de Longmen en Luoyang. Es un lugar turístico, con numerosas atracciones naturales de gran belleza paisajística que es visitado anualmente por millones de personas. A la entrada de este lugar, existen muchas tiendas de souvenirs relacionadas con Shaolin y el budismo. Es un negocio, por supuesto. Ahora bien, me pregunto (o les pregunto a los listillos detractores de Shaolin): ¿Acaso alguien se molesta porque se cobre una entrada por visitar la Alhambra?... ¿O porque en sus alrededores existan numerosos negocios dedicados a la venta de recuerdos temáticos? ¿Quién protesta porque visitar la catedral de Málaga o la de Toledo te cueste un dinero?... ¿Acaso porque lo hagan, los curas, frailes y monjas son falsos?... Seamos un poco serios, o como menos, realistas y sinceros…
            Continuemos… de esos 100 Rmb de cada entrada vendida, el gobierno se lleva el 70%, la administración local de Dengfeng, un 20% y el templo Shaolin el 10% restante. Con ese dinero recibido, tiene que afrontar todos los gastos que el mantenimiento del mismo requiere, además de acometer las necesarias reformas y reparaciones del recinto. Obviamente recibe donaciones e ingresos por otros conceptos, pero que no tienen que ver nada con las tiendas ni las clases de Kung-fu. Tienen patentadas varias medicinas tradicionales, una marca de galletas y otra de té, de cuyas ventas obtienen también ingresos, lo cual me parece perfectamente lícito. ¿O acaso aquí, algunos conventos que venden pastelitos (deliciosos) o sacan discos al mercado, los regalan? ¿Dónde está el problema?... me huele un poco a tufillo xenófobo (o chinófobo)…
            Las autoridades del templo administran esa parte de los ingresos generados por los turistas para financiar sus gastos, aunque el mantenimiento de todo el recinto turístico corre a cargo del gobierno. Esto hay que señalarlo y no mezclar conceptos. Todo el entorno de Shaolin fue remodelado hace unos años, para cambiar su imagen a mejor y hacer del lugar, un sitio realmente hermoso. Pero este hecho no puede venderse como que se ha montado un parque temático budista. Quizás algunos entiendan que, el que haya cochecitos eléctricos sea parte de una atracción de feria, pero yo veo otra razón más lógica, la de no contaminar ni hacer ruido con los miles de coches de motor que antaño poblaban todo el alrededor de Shaolin, convirtiéndolo en un caos. Ahora el lugar realmente respira tranquilidad y paz, hay orden y limpieza.

Shaolin y el Kung-fu
            En el monasterio –porque hay que distinguir lo que es un monasterio de lo que es un templo, que no son la misma cosa- existen en la actualidad (mayo 2013), unos 220 monjes que practican artes marciales, más otros 40 que solo estudian budismo. Dentro de Shaolin no existe realmente una escuela que se dedique a enseñar a extranjeros, sino que en contadas ocasiones hay algunos que pueden acceder a los entrenamientos con algunos maestros que, a título personal toman algunos estudiantes foráneos. Hubo etapas en que las autoridades del templo permitieron que maestros de otras escuelas, de los que muchos no eran monjes, organizaran grupos o entrenaran a algunos extranjeros en Shaolin. Pero eso no significaba realmente gran cosa, salvo que fueras un listillo y utilizaras esas imágenes entrenando allí, para vender una falsa idea cuando regresaras a tu país, como ocurrió con J. Carlos Aguilar. Cualquiera puede hacerse fotos con los maestros o grabar imágenes en el interior del templo, como si estuviera entrenando o viviendo allí, pero será algo falso. Muchos cuando regresan de una estancia en Shaolin, comentan o afirma incluso que han estado entrenando en Shaolin, cuando en realidad lo han hecho en alguna de las escuelas de los alrededores. No estarían mintiendo, en cierta manera, pero tampoco es la realidad; no es la verdad. Eso es la sutil manipulación de la que hablo en ocasiones y que lleva a confusión a la gente.
            Para entrenar en Shaolin es necesario que se cumplan ciertos requisitos, como por ejemplo ser budista. Y luego que algún maestro perteneciente al templo te acepte como discípulo.
            Los monjes y maestros integrantes del templo Shaolin no se dedican a hacer giras por otros países, como suele aparecer en las noticias. Ocasionalmente han participado en alguna demostración, casi siempre institucional en otros países y con ocasión de algún evento o celebración especial. Así pues, el 95% de los integrantes de los cientos de grupos que han realizado exhibiciones y giras por todo el mundo, no eran monjes del templo, sino estudiantes y maestros de otras escuelas de la zona. Y el gran fallo en cierto modo, ha sido el venderlos como “auténticos monjes Shaolin” en la publicidad de las giras. Pero, ¿Cómo se les iba a llamar si no?... ¿Los “naranjitos de Henan”?... ¿Cómo se iba a explicar a un público occidental neófito en la materia de Shaolin, lo que eran de verdad?... Es puro y lógico marketing de espectáculos. En cualquier caso y a los ojos de la gente común, ¿Qué más daba si eran monjes o no?... ¿Acaso esperaban que les iluminara o les enseñaran a meditar?...¿Acaso lo que hacían no era espectacular?...¿Acaso no había un enorme trabajo psico-físico de cientos de horas de sudor detrás de esas demostraciones?...
(Recomendaría si tienen la ocasión que vieran el espectáculo “Chun Yi, la leyenda del Kung-fu”, y ya me dirán si merece la pena)… y que conste: ninguno es monje; son actores y artistas marciales excepcionales.
A los que dudan de la existencia de los monjes Shaolin, los pondría delante de maestros como Shi Xing Hong, Shi Dejian, Shi De Chao, Shi Yan Ming y muchos otros que hay por ahí… a ver si no les tiemblan las ‘patas’…
Ahora bien, hay que reconocer que también hay mucha gente muy seria y honesta que entrena muy duro y que, sin haber estado allí nunca, tiene un nivel extraordinario en Kung-fu. Eso le convierte en un practicante de Shaolin, pero no en monje ni nada parecido. Pero no le quita ni un ápice de su valor ni méritos, porque no van por ahí vendiendo ninguna imagen de nada. Esta gente me merece todos mis respetos, por supuesto. Para ser muy bueno, no es necesario pertenecer a Shaolin, ni pertenecer al monasterio supone ninguna garantía de ser excepcional. Es una cuestión personal y de trabajo, sacrificio y esfuerzo.
            Mi maestro Shi Yan Ao me comentaba en una de nuestras charlas que el observaba a muchos extranjeros que venían a Shaolin (no al monasterio) a aprender una serie de formas y con ello ya creían que poseían las claves para enseñar el estilo, cuando en realidad solo sabían eso: un puñado de formas. Para enseñar Shaolin hay que conocer su cultura, sus tradiciones y su profunda filosofía, estrechamente vinculada al budismo Chan, de la que se nutre. Conocer el Chan Wu Yi o el Shaolin Wugong es imprescindible para acercarse a la enseñanza real y profunda del sistema tradicional. Porque es muy fácil –y así lo hacen muchos- aprender 7 u 8 formas y decir que ya sabes Shaolin. Es pura fachada; Detrás no hay nada. Eso no es Shaolin. Es como en algunas competiciones que he presenciado, en las que unos deportistas realizan formas de Shaolin, pero que uno observa cómo les falta “algo”. No había estructura interna, ni trabajo de Jibengong ni comprensión profunda de su filosofía. Solo eran formas externas, sin más, que imitaban al estilo Shaolin.
¿Existen templos Shaolin y monjes fuera de China?
            Hasta la fecha solo existen dos centros oficialmente reconocidos como templos Shaolin occidentales: uno en los Estados Unidos y el otro en Alemania. Monjes, como he mencionado antes sí que hay, siempre y cuando cumplan con lo explicado más arriba.
            Cierto es que también hay muchos impostores y farsantes, que sin haber pisado nunca Shaolin se atribuyen una maestría en el arte. O aquellos que habiendo estado allí un par de veces, ya son renombrados expertos y representantes. Y me da la risa floja cuando varias organizaciones presididas por estas personas, se disputan la representación exclusiva del templo en nuestro país, hablando mal unas de otras, llegando la disputa incluso a los tribunales. Es patético… Cuanto más entramos en estas dinámicas, más nos alejamos del camino del Dharma; El camino que dicen practicar, enseñar y representar…

A estas alturas, seguir afirmando alegremente que los shaolines no existen, que se extinguieron hace cientos de años, que aquello es un circo o un parque temático budista y cosas similares, es mostrar el poco conocimiento de que se dispone, por no decir la mala fe con que se hacen esos comentarios. Y máxime cuando ni siquiera se ha pisado su suelo o se ha sudado bajo la guía de un verdadero maestro (sea monje o no). Seguir hablando así, denota una falta de coherencia, un aborregamiento fruto de la mala información y la poca seriedad. Para eso, es mejor que permanezcan callados. Pero ya sabemos que en este país, la crítica fácil y gratuita está a la orden del día y forma casi parte de la herencia cultural española. En eso si que somos expertos –y catetos- mundiales…

Comentarios

union wushu sevilla ha dicho que…
MAGNIFICO¡¡¡¡¡¡
MUY BIEN EXPLICADO, HOMBRE YA¡TANTAS JILIPOLLECES, aqui ya cada periodista o medio creer ser el inventor de la teoria del bien y del mal.y no saben ni de lo que escriben.
Enhorabuena Pedro.

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