A una niña especial...
NIÑA DE LUZ
No
conozco su nombre. Ni se dónde vive o de dónde es…
No se
nada de su vida, pero a la vez, lo intuyo todo.
Me
mira desde esas ventanas enormes que son sus ojos azules.
Y me
hablan. Me sonríen. Me dicen cosas.
Su
pequeño y frágil cuerpo, roto, expresa sufrimiento y dolor…
Pero
sus ojos hablan de alegría, de amor.
Una
cara hermosa, de cabello largo y ondulado, como marco de un bello paisaje.
En sus
ojos hay luz y vida.
En su
cuerpo se asoma la muerte.
No
conozco su nombre. Pero ya vive en mi para siempre. Desde siempre.
Hay
almas que viven en un envoltorio perenne.
Esperando,
quizás, no lo sé, el paso a otro espacio de luz.
Hay
miradas que abren ventanas al corazón y al alma.
Que,
de pronto, le dan sentido profundo y fresco a la vida.
Miradas
que curan heridas; o que las abren en aquellos que no saben ver.
Quizás
en algunos ciegos inspires lástima o dolor,
Pero
es porque se ven reflejados en ese espejo roto de tu cuerpo.
Solo
te vi unos instantes, intensos, eternos.
Pero
ya te siento en mi, como un alma pura y llena de luz.
Porque,
a pesar de tu dolor, llevas la vida en tu mirada.
Y no
te conozco, pero te he visto en las flores, en los pájaros, en el agua…
En
cada cosa bella y hermosa que conozco.
Eres
la vida, la luz.
…Y no
conozco tu nombre. Por eso, te llamo… amor.
Dedicado a una dulce niña con esclerosis múltiple que conocí en una sala de espera de un hospital de Málaga.
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