Los cuatro niveles de ir al Refugio

El primer nivel, lo llamo el ir al refugio “cultural”. Es algo que he observado muchas veces en los templos y monasterios budistas de China y algunos occidentales, donde podía verse decenas de miles de budistas realizando sus oraciones y postraciones. Todos podían repetir la fórmula de ir al refugio, en el idioma que fuese, y todos ellos se podían considerar budistas. Pero normalmente repetían esa formula de ir al refugio o hacían sus reverencias sin otorgarle gran significado, como si fuera una simple formalidad. Se convierten en gestos superficiales, que no alcanzan más allá del momento de su realización, un estado de la mente consciente en lo que hacen. Casi pertenece más al folklore cultural de la tradición, que a una práctica realmente eficaz y profunda. Muchas veces hay un monje que recita los tres refugios y los cinco preceptos, y después todo el mundo los repite. Pero pocas veces la gente se pregunta a sí misma: ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué es lo que significa esto? Simplemente lo hace, pues forma parte de su cultura.

No por ello deja de ser un acto respetable, incluso lo es ser budista y recitar los sutras o los preceptos de vez en cuando, pero no se reflexiona demasiado en ello. Es una cosa casi cultural, y su importancia no es realmente espiritual, sino principalmente cultural o incluso sociológica. Y en occidente se ha puesto hasta de moda, de manera que hay personas que, por tener en su casa figuras o imágenes del Buda y hacer reverencias delante de él, ya se consideran budistas. Es un inicio, un punto de partida, que no hay que despreciar. Pero es solo eso; poco más.

El siguiente nivel lo denominamos como el “intelectual” ir al refugio. Constituye el nivel de alguien que está verdaderamente interesado en el budismo, pero solo hasta cierto punto. Puede incluso intentar observar los cinco preceptos, a veces. Meditar un poco o mucho, pero solo a veces. Puede leer libros sobre budismo, incluso licenciarse en estudios budistas. En este nivel hay muchos occidentales que se describen o consideran como budistas, aunque no estén haciendo un serio esfuerzo por desarrollar una clara visión de la verdad, ni están orientando su vida hacia las tres Joyas. En realidad, es todo lo contrario, pues lo que pueden estar haciendo, es adaptar el budismo a un modo de vida bastante ordinario, probablemente acomodado y de clase media. Adaptan el budismo y sus preceptos a sus costumbres y hábitos sociales o privados, de modo que la práctica sea lo más cómoda posible. Mantienen así una imagen de budista, que es intelectual y racional, frente a los demás, pero no surge del corazón.

No suelen buscar maestros espirituales, ni aceptar enseñanzas que no hayan leído en algún libro. De alguna manera, es un camino budista autodidacta, que casi nunca conduce a ninguna parte.

En tercer lugar está el “eficaz” ir al refugio, que significa que has reflexionado profundamente sobre su sentido. Sabes lo que quiere decir el Buda, el Dharma y la Sangha, y deseas de verdad y sinceramente, de todo corazón, con toda el alma, ir al refugio. Deseas practicar el Dharma, seguir los pasos del Buda, y ser un miembro eficaz de la Sangha. Deseas desarrollarte espiritualmente, incluso alcanzar la iluminación, y estás decidido, al menos conscientemente, a hacerlo. Te comprometes con las Tres Joyas. No has tenido todavía ninguna experiencia espiritual importante, ningún avance trascendental, pero estás haciendo todo lo posible para practicar el budismo de manera real y auténtica. Este es el nivel de la mayoría de los practicantes budistas sinceros.

Uno tiene una comprensión teórica de las enseñanzas, intenta comportarse éticamente, practica la meditación, y hace todo lo posible para desarrollar una clara percepción de la realidad. En resumen, orienta toda su existencia, tanto como puede, hacia las Tres Joyas. Para él, el budismo tiene una absoluta prioridad en su vida. En tal caso, uno está yendo eficazmente al Refugio.

Y por último está en verdadero ir al refugio, que es sinónimo en términos budistas tradicionales de “la apertura del ojo del Dharma”. Esto significa que tu fe en las Tres Joyas se ha vuelto inquebrantable. Además, en este nivel de ir al Refugio, hay un elemento distinto, inconfundible, llamado visión clara, que significa tener una visión de lo trascendental, no como algo distante, sino como algo que está presente, aquí y ahora.

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