Maestros y maestrillos

Desde que por primera vez en mi vida, diera un puñetazo o una patada con cierto sentido marcial y guiado por un Maestro, han pasado ya muchos años. 39, más de los que me gustaría casi recordar. Eso me aporta cierto grado de experiencia tanto marcial como vital, y no ya tanto por los años, si no por las extraordinarias oportunidades que he tenido de conocer a gente de todo tipo en este mundillo.

Creo poder afirmar con satisfacción que en este campo, he alcanzado todo lo que, casi sin proponérmelo, se podía esperar; entrené en Shaolin, con los mejores y más importantes Maestros, fui aceptado como monje en el monasterio, pude viajar por las tierras de China, y no como turista, compartí conocimientos con maestros de variados estilos, participé en varios campeonatos del mundo, conocí a leyendas vivas del Taijiquan, como los Maestros Wang Bo y su hija Wang Yang, y así, un sinfín de Maestros que me han aportado mucho, muchísimo conocimiento. Y no los he conocido en un curso, no, sino que he tenido el privilegio de poder aprender de ellos, conviviendo en sus casas o en la mía. Eso marca una diferencia.

Y no solo han sido esos Maestros conocidos y de altísimo nivel, sino que actualmente me llena de sano orgullo sentir que conozco a Maestros y personas de la talla de Gonzalo Pintor, de Israel, de Fran Soriano, de Antonio Luna, de Nono, de Thomas, de Gabriel, que para mi son auténticos referentes en este mundo de las artes marciales. Ellos son los que mantienen esa llama incombustible del verdadero espíritu de las artes marciales encendida en nuestro país.

Así pues, mi bagaje marcial tiene cierto peso y bastantes conocimientos, que me permiten expresarme con cierta certeza de credibilidad. Nunca me he dedicado a criticar destructivamente a nadie; no es mi estilo, aunque si que he expresado abiertamente mi opinión sobre muchos asuntos, siempre pensando en que esa opinión, podría aportar otro punto de vista, siempre constructivo.

En algunas ocasiones, he despertado con la ira y el rencor de algunos personajes, con mis afirmaciones, pero eso no me quita el sueño. Creo que muchos se descalifican por sí mismos, con sus actitudes.

En este artículo quiero hacer referencia a los autoerigidos “Maestros” que desde la prácticamente nada, inventan estilos nuevos…

Veamos pues, el origen de esta moda, que, por otro lado no es nada nueva…

¿Cuáles son los motivos que mueven a alguien a crear un estilo nuevo? Salvo honrosas excepciones, muy pocos son los realmente capacitados para crear un estilo nuevo, con todo lo que ello conlleva. A estos hay que respetarlos, pues en su momento crearon de verdad nuevas corrientes o tendencias que derivaron en un estilo nuevo. Porque, de alguna manera, un estilo tiene que nacer; tiene que tener un precursor o fundador. La mayoría de estos Maestros tuvieron muchos años de experiencias, de conocimientos contrastados en conflictos, peleas o guerras. El afán de estos Maestros era buscar soluciones a sus investigaciones, tanto en el campo de la eficacia, como en el de la salud, no menos importante. La experiencia de los años era una garantía de algo serio. Así nació la tradición, al transmitirse generacionalmente esos estilos.

Pero luego surgieron también los que, por alguna razón, no aprendieron sus estilos de forma completa, ya sea por su propia incapacidad o por otros motivos. Les faltaba algo y así, añadieron cosas de otras escuelas y estilos. En realidad no estaban creando nada nuevo, sino que estaban haciendo un Chopsuey de técnicas y a eso le pusieron otro nombre.

Casos así me he encontrado muchísimos; de estilos cuyo nombre es secreto hasta que no llegas a cinturón negro… de estilos supuestamente chinos pero que su arsenal técnico era marcadamente japonés, de estilos con linajes y maestros inventados, ocultos en las montañas y sacados casi de las películas, estilos que son solo una mezcla de otras escuelas y que no tienen ni raíz ni coherencia teórica.

Estos estilos raros o nuevos, no contienen una teoría y estructura profunda, como suele señalar y enseñar en sus cursos el Shifu Fran Soriano, por ejemplo.

Porque son muchos los que, basándose en unos pocos conocimientos sobre estilos de combate, y a veces sin haber participado ni en una sola pelea, se erigen en maestros de “muay-kick-fu-quan”, se visten con trajes de diseño propio y se ponen a vender cursillos. Utilizan formas sacadas de otros estilos, las modifican sin sentido alguno y ya es el estilo del “lagarto con pintas amarillas”, tradicional de las montañas de la serranía de Ronda.

Conozco personajes que, sin haber hecho en su vida Sanda, se erigen en profesores de este arte, solo porque han hecho algo de Muay Thai o Kickboxing. O mezclan formas de Shaolin tradicional con defensa personal, Muay thai, pilates y saltos de rana y llaman a eso un estilo nuevo, creativo, superefectivo y todo eso. Falta que incluyan en su arsenal de armas la raqueta de paddel. No voy a poner nombres de estos estilos, pero hay algunos muy conocidos y otros, que afortunadamente se han perdido en el tiempo.

Estos “Maestrillos” no son sino personas frustradas y llenas de ego, de sí mismas, que no han sabido comprender lo que se les ha enseñado y hacen de su fracaso un pretendido éxito, denostando además, a los que han tenido la deferencia de enseñarle algo. Conscientes o no, del enorme daño que hacen a las artes marciales serias y tradicionales, siguen engañando a la gente…

Por ello, aconsejo que cuando te vayas a inscribir en una escuela, te informes de quien es el profesor, maestro o lo que sea; de cual es su trayectoria, sus maestros, el origen y linaje real de su estilo, su experiencia en el campo que dice ser experto. Si detectas alguna de estas cosas, sal corriendo de alli!...

  • Dice ser el creador del estilo…
  • Es una mezcla de esto y lo otro…
  • No esta inscrito en ninguna federación u asociación seria.
  • No tiene titulación técnica sobre el estilo…
  • Su maestro es un secreto…
  • El maestro dice tener conocimientos de muchas cosas…
  • … pero lleva pocos años entrenando…
  • Tiene titulaciones en 14 estilos distintos…
  • Sus raíces no son demostrables porque son secretas…
  • Te pide pasta por todo…

No os dejéis engañar, porque perderéis vuestro tiempo y dinero. Buscad una escuela seria, tradicional, con experiencia, con datos demostrables y sin secretos raros.

“Si quieres aprender a nadar, es importante que el que te enseñe,

se haya mojado alguna vez”

Proverbio chino

Shi Yan Jia

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