Maestros y "Maestros"

MAESTROS Y “MAESTROS”…

Este artículo nace a raíz de un curso impartido en Málaga por el Maestro Francisco Soriano, sobre el trabajo psico-físico taoísta aplicado al Taiji. La calidad de sus conocimientos y la excelente didáctica de este Maestro, hicieron del curso una ocasión auténtica de aprender conceptos y técnicas de manera profunda y amena. Pocas veces he visto y escuchado tan profundas enseñanzas explicadas con tanta sencillez, con un método claro y una lógica incuestionable. Y esto me hizo reflexionar mucho sobre la cantidad de cursos que hay por ahí…

Llevo como 38 años pisando escuelas, cursos, talleres y seminarios por varios países del mundo, tratando siempre de seguir creciendo, de seguir aprendiendo todo lo posible sobre las artes marciales y las filosofías que en ocasiones las envuelven.
En esa experiencia de mi camino, he tenido la ocasión de conocer a muchos practicantes, Maestros, sifus, gurús, senseis, Instructores y profesores, o cualquier otro nombre que se les otorgue, en los más diversos estilos imaginables. Algunos han dejado una profunda huella en mí, otros me han enseñado cosas útiles e interesantes, y algunos – muchos en realidad- han tratado de venderme algo.

He tenido la suerte y privilegio de poder entrenar y aprender con grandes Maestros de reconocido prestigio y con otros absolutamente desconocidos, pero que me aportaron gran parte de lo que soy como persona.

A todos, de alguna manera les estoy agradecido, pues siempre supone una experiencia aprender cosas, puesto que independientemente de si la experiencia ha sido positiva o no, en el fondo sigue siendo una enseñanza de la vida. Uno mismo decide qué hacer con lo que ha experimentado. Por muy negativa que haya sido la experiencia, siempre te aporta algo, así que mi agradecimiento va para todos.

Explicado esto, quiero hacer énfasis en la manera occidental de comprender la relación Maestro- Discípulo, factor que en muchas ocasiones, determina nuestro nivel de aprendizaje en muchos de éstos cursos.

No cabe la menor duda de que en la mayoría de los casos, les debemos a muchos Maestros orientales la introducción de sus artes en nuestros países. A partir de ahí, se han ido formando excelentes profesionales y expertos oriundos de nuestras tierras.

Pero el tiempo pasa e inexorablemente va transformando las cosas, los hechos y circunstancias, incluso la forma de ver y comprenderlas. Y esto sucede también hoy en día: asisto pasmado a cursos y talleres impartidos por “grandes Maestros”, a los que, tras un buen marketing publicitario, han asistido medio centenar de personas curiosas, y que en el fondo me ha parecido casi un fraude. Un contenido casi nulo, tanto en didáctica como en práctica, pero un enaltecimiento exagerado de las virtudes y habilidades del Maestro en cuestión, solo porque el susodicho personaje es extranjero o tiene marcado acento exótico.

Estos cursos – ahora se les denomina talleres- muchas veces se llenan de gente, incluso si el precio es elevado, que buscan algo y se dejan entusiasmar fácilmente por la palabrería y el exotismo del personaje – sin ánimo de ofender- en cuestión.

No voy a cuestionar obviamente los conocimientos que poseen estos Maestros, que en muchos casos es muy elevado, pero si hacer énfasis en cómo suelen verlos muchas personas, en ocasiones incluso siendo ellos mismos ya profesores con mucho nivel.

Pero mi crítica – que en este artículo sí lo es – va dirigida a aquellos que se dejan cegar por esas apariencias externas y ponen en un pedestal a estas personas – que muchas veces no pretenden eso, pero se sienten cómodos ahí arriba y se quedan – para mirarlas desde abajo con la boca y ojos abiertos.

Creo sinceramente que estas personas, en el fondo no van a buscar respuestas a sus dudas, a su afán por crecer – y ya no hablo exclusivamente de artes marciales – sino a encontrar a alguien que decida el camino de sus vidas por ellos. A veces pienso que, para algunos, acudir a unos de estos Maestros es como acudir a que te echen las cartas o algo así. Luego son los primeros que exigen un diploma y una foto con el Maestro. ¿Qué es lo que buscan estas personas en realidad?

Y olvidamos que las únicas respuestas están en nuestra manera de percibir lo que aprendemos, es decir, que en realidad están en nuestro interior. Solo con esfuerzo y trabajo conseguiremos resultados, y no con la bendición de ningún gurú que nos cuente exóticas hazañas y nos enseñe – con suerte - extrañas técnicas psico-físicas, que luego nadie practica.

En los dos últimos cursos que he tenido la ocasión de asistir, - por mencionar algunos - me he sentido muy decepcionado, cuando no directamente engañado. La fama que precedía a estos Maestros parecía conferirles una garantía de calidad, pero me dejaron indiferentes. Pero hubo mucha gente que estaba realmente alucinada, como si hubiese visto a una mezcla de Ghandi y Bruce Lee reencarnado.

Lo lamentable de todo esto es que, en caso de este curso con Maestro extranjero, había como medio centenar de asistentes, a un precio de 90€ por barba, mientras que en el curso que menciono al principio, éramos apenas 10, y el precio era de 30€.

Es nuestra decisión, la de aprender a valorar de verdad lo que tenemos delante de nuestras narices, y dejar de mirar hacia arriba, hacia el pedestal de la fama para ser solo una sombra de ese gran Maestro.

Es nuestra obligación, si queremos progresar de verdad en nuestro camino, valorar en su justa medida el que tenemos gente muy preparada cerca y que, por no ser extranjero, parece que no apreciamos.

La decisión es solo nuestra. Está bien aprender y buscar con grandes Maestros famosos, pero no olvidemos que, la verdadera enseñanza está en la cercanía, en el Maestro que te habla de tu a tu, que día a día está presente…

Ahí está la verdadera práctica y progreso… lo demás, es muchas veces solo “turismo emocional”…

En agradecimiento a Francisco Soriano, por sus valiosas enseñanzas, su humildad y su excelente humor.

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