La elección es tuya...
Algunos alumnos –y también personas ajenas a la escuela-- me preguntaron en más de una ocasión, sobre el motivo para pretender conservar a toda costa y de la manera más fiel posible, toda la serie de conocimientos sobre el Kung-fu Shaolin que una vez me fueron legados.
Para mi, obviamente, la respuesta es bien sencilla, pues he tenido la suerte de beber de las fuentes originales del Kung-fu, de nuestro estilo. Y esta circunstancia, hoy en día ya no es valorada, pues priman otros intereses que relegan la comprensión profunda a un último lugar...
La respuesta ha de ser profundamente meditada, pues su aceptación implica un gran sacrificio, que, lo queramos entender o no, es para toda la vida. Y toda una vida,... es muuuucho tiempo!
La única manera de obtener todo lo que el Kung-fu puede ofrecer es a través de la tradición, pues solo a través de la transmisión de un linaje in-interrumpido, se conserva la genuina combinación de movimientos, técnica y espíritu: el fluir de la energía que lo hace arte.
La posibilidad de llegar a ser depositario, como ha sido mi caso personal, de la tradición, pasa inexcusablemente por la adquisición del compromiso que significa ser Discípulo. Es éste un compromiso con el Maestro que exige aceptar sin condiciones su palabra y acatar sus instrucciones en todo lo que tiene que ver con el Kung-fu: su aprendizaje, su práctica, su enseñanza y su difusión.
Todos dicen ser practicantes del estilo, del arte; a todos les gusta colgarse el cartel de ‘alumno de’, de iniciado, de practicante, de experto... a todos les gusta mucho el ‘figurar como’... cuando en realidad, lo que hacen es un deporte marcial –por denominarlo de alguna manera-...
Sin embargo, todavía existen personas que sienten algo en su interior que les empuja a buscar en el mundillo de las artes marciales un camino de crecimiento, un camino de re-encuentro con su Yo más íntimo. Sienten que debajo de todo lo que ven debe haber algo y que el espíritu que ven en algunos Maestros orientales y algunas películas, es real o alguna vez lo fue.
Practicar y aprender bajo la idea de la recompensa económica, lleva inevitablemente al fracaso y al abandono de la actividad, pues está basada en un condicionante externo, sin el cual, estaremos vacíos, sin motivación.
No hay que olvidar que ante todo, el Kung-fu Shaolin tiene dos motivaciones muy claras; una la de la supervivencia en una confrontación física (Wu), y la otra, la de ser un camino hacia nuestro conocimiento interior (Ch’an). Ambas facetas se engloban perfectamente bajo el camino del Guerrero...
Pero la práctica del Kung-fu Shaolin –y muchas otras artes marciales tradicionales- exige una elección: convertirse en lo que practican, o quedarse en la superficialidad de los que entrenan durante dos o tres días a la semana, olvidándose de lo que hacen durante el resto del tiempo, sino es para hacer alarde de sus proezas o quejarse de las agujetas. Estos últimos entrenan para divertirse, o como pasatiempo... Practican un arte marcial adulterado, descafeinado, despojado de su verdadera utilidad (Wu y Ch’an) –que queremos seguir vendiendo, a pesar de todo, como lo que ya no es...
Pero un “Guerrero” no va a la deriva de un gimnasio a otro, dejándose arrastrar por los caprichos de lo que está de moda. Así no llega nunca a ninguna parte. Su práctica será solo física, sin estructura interna, sin ese flujo de energía que te hace ser fuerte en todos los sentidos.
Estas personas, aun cuando lleven muchos años de prácticas, no tendrán una estructura interna fuerte, no tendrán ese espíritu del que hablaba antes. Pero aún así, persisten en su manera de entrenar, queriendo adaptar el arte a su carácter, lo cual es imposible, pues siempre es el arte el que forja un carácter...
Querrán siempre ir por delante del Maestro, creyendo que ya lo saben todo, pero cuando necesiten mirar atrás, verán que “su Maestro” ya no está en ese camino... y se encontrarán perdidos.
En el fondo es solo una excusa ante su incapacidad para aceptar el compromiso con la tradición, con su Maestro, y el fracaso personal en ese intento.
Y entonces echamos la culpa siempre a los demás...
Reflexiona profundamente sobre todo esto, y entonces decide claramente, en qué posición estás tu...
¿Cuál es tu excusa para no ser lo que quieres ser?...
Si no eliges el camino del guerrero, es decir, el camino del compromiso con la tradición, no podrás comprender que el Kung-fu es un verdadero camino de aprendizaje para la vida...
La elección es siempre tuya...
Comentarios